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La chulería del canario chiquito que apela al Rey
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Graciano Palomo

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La chulería del canario chiquito que apela al Rey

Jaleado por los medios secesionistas vascos y catalanes Paulino Rivero se envuelve en la bandera canaria por un quítame ahí esas prospecciones

Foto: El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero. (Efe)
El presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero. (Efe)

Dicen en Coalición Canaria que Paulino Rivero, aquel diputado protegido de Zapatero y con eso está casi todo dicho, es un caso para la tumbona del psiquiatra. Con la militancia nacionalista canaria moderada (por ahora) revuelta contra las triquiñuelas del presidente de la comunidad –una comunidad que bate casi todos los récords de paro–y con una dirección muy picada por los procederes personales del teórico líder, Rivero se presenta en la actual hora como una mala copia de Artur Mas e Iñigo Urkullu haciendo gala de un chulería sin causa.

Jaleado por los medios secesionistas vascos y catalanes se envuelve en la bandera canaria por un quítame ahí esas prospecciones utilizando un discurso que ni le va ni en el mejor de los casos, representa al canario medio.

Sus problemas personales con José Manuel Soria, ambos fueron presidente y vicepresidente respectivamente en el gobierno autónomo, los ha elevado a categoría política en detrimento de los intereses de unas Islas a la que solo salva el turismo y el plátano.

Rivero ha dejado clara su intención de solicitar la mediación en el conflicto de las prospecciones petrolíferas –cuyo petróleo, al parecer, ya está extrayendo Marruecos–del Rey Felipe VI al mismo tiempo que anuncia la urgente aprobación de una Ley de Participación Ciudadana que le permita la convocatoria de un referéndum. ¡Qué deriva suelen tener los gobernantes autoritarios con la convocatoria de referéndums! Desde los ya ancestrales del general Franco a los de los viejos sables iberoamericanos.

Se puede y aún se debe discutir y abrir un debate público y democrático acerca de la conveniencia o no de llevar a cabo prospecciones petrolíferas en aquellas aguas. No parece que la economía canaria esté precisamente como para perder oportunidades si es que hubiera o hubiese (como parece, según los técnicos) el escaso y preciado oro negro. Pero también se puede opinar lo contrario.

Lo que un jefe territorial no puede hacer es amenazar con la mundial si “desde Madrid” no se le hace caso y argumentar con la propia debilidad del Estado poniéndose del lado de aquellos que quieren hacer saltar por los aires la unidad “goda” que se consiguió hace más de 500 años.

Dicen en Coalición Canaria que Paulino Rivero, aquel diputado protegido de Zapatero y con eso está casi todo dicho, es un caso para la tumbona del psiquiatra. Con la militancia nacionalista canaria moderada (por ahora) revuelta contra las triquiñuelas del presidente de la comunidad –una comunidad que bate casi todos los récords de paro–y con una dirección muy picada por los procederes personales del teórico líder, Rivero se presenta en la actual hora como una mala copia de Artur Mas e Iñigo Urkullu haciendo gala de un chulería sin causa.

José Manuel Soria Iñigo Urkullu Artur Mas