El órdago de Montoro a la izquierda de salón para publicar la lista de los defraudadores

Me consta que al ministro de Hacienda y Administraciones Públicas le queman las manos con determinados informes de la Agencia Tributaria que conoce por razón obviamente de su cargo. Nadie podrá negarle al enjuto jienense su enorme capacidad para soportar críticas, algunas de ellas claramente injustas y soportadas por los argumentos “ad hominem” más allá de la creencia de cada cual acerca de la bondad o maldad de sus medidas.

Tengo para mí que algunos de los que más zahieren el lomo del ministro que cuenta con el total apoyo del presidente del Gobierno –como se ha demostrado día a día, mes a mesy año a año, más allá de las pequeñas conspiraciones de salón que nunca resultan- deberían tentarse la ropa porque si se lleva a cabo la reforma de la Ley General Tributaria y se autoriza al conocimiento público de los hechos tributarios a nivel personal nos vamos a llevar no pocas sorpresas, incluidas gentes que andan todo el día piándolas respecto a la evasión fiscal de los ricos que es algo ya archidemostrado.

Duda Montoro de que al final su órdago de levantar ese secreto de las relaciones fiscales entre los particulares y la administración tributaria vaya a ser acogido con entusiasmo por determinadas formaciones de izquierda que por un lado gritan desaforadamente contra el fraude y luego la Seguridad Social tiene que embargar sus sedes porque no depositan las retenciones que practican a sus trabajadores.Va a pasar como con ese rutilante diario (ahora propiedad del Santander) que arremete sin piedad contra la reforma laboral de Báñez y luego la aplica “manu militari” en sus ERE.

Debo confesarles al final de este post que yo si me muero por dar una lista de nombres que están en deuda con la sociedad. Y no se conducen públicamente algunos de ellos precisamente con mesura y moderación.

Me recuerdan la máxima evangélica: sepulcros blanqueados (nunca mejor dicho). Haced lo que dicen pero no hagáis lo que hacen.

¿Se me entiende?