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Los que podrían llenar el hueco de Botín
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Graciano Palomo

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Los que podrían llenar el hueco de Botín

El cántabro era el eje del liderazgo fáctico que ahora a escala IBEX asumirá Alierta. Habrá hiper-ricos, pero sin el carisma ni la determinación de don Emilio

Foto: Emilio Botín. (Reuters)
Emilio Botín. (Reuters)

El tiempo todo lo puede. Emilio Botín, el rey de reyes, se ha ido sorpresivamente. Pero las cosas del Santander en su cosmos global quedan. Lo sustancial desde el punto de vista general y colectivo es que el cántabro se había constituido en eje y referencia de tantas cosas que su forzadamarcha deja en blanco un hueco perfectamente descriptible, esto es, la referencia del liderazgofáctico aunque no institucionalizada. Emilio Botín era el jefe. Punto. El líder de la cosa y un cobijo para los primeros ministros desarbolados como se pudo sustanciar con el pobre Rodríguez Zapatero. Si la silla de la Ciudad Financiera de Boadilla ha sido rellenada, no así ese rol que Botín jugaba de forma magistral aquí y en la Patagonia.

No va a ser fácil. Porque, amén de la personalidad y la impronta personal del banquero fallecido, resulta que se sentaba sobre una inmensa riqueza heredada y engrandecida y de esos, oiga, hay pocos.

El poder político necesita asideros estables y estructurales. Si éramos pocos se murió Botín.

Podríamos hablar de hiper-ricos, que los hay pero no tienen el carismani la determinación ni el poderío de don Emilio. Me hablan de jóvenes herederos fortísimos y que son serios. Desde Simón Pedro Barceló a Abel Matutes Prats. Sí, lo entiendo, pero no es lo mismo. Ahora mismo el liderazgo empresarial a escala IBEX lo asumirá César Alierta que también juega un rol muy importante. Pero lo de Botín no tiene parangón. Los “young executive” de nuevo cuño tipo Pablo Isla no llegan a su nivel y, en cualquier caso, se necesitarán lustros para que nazca, si es que nace, un personaje tan singular e incluso tan variopinto como el que acaba de llamar la parca.

Comprendo la zozobra de Rajoy aunque el gallego siempre le miró de reojo y con prevención.

El tiempo todo lo puede. Emilio Botín, el rey de reyes, se ha ido sorpresivamente. Pero las cosas del Santander en su cosmos global quedan. Lo sustancial desde el punto de vista general y colectivo es que el cántabro se había constituido en eje y referencia de tantas cosas que su forzadamarcha deja en blanco un hueco perfectamente descriptible, esto es, la referencia del liderazgofáctico aunque no institucionalizada. Emilio Botín era el jefe. Punto. El líder de la cosa y un cobijo para los primeros ministros desarbolados como se pudo sustanciar con el pobre Rodríguez Zapatero. Si la silla de la Ciudad Financiera de Boadilla ha sido rellenada, no así ese rol que Botín jugaba de forma magistral aquí y en la Patagonia.

Emilio Botín César Alierta