Madrid: la hora de Carmona

José Cepeda, uno de los dirigentes socialistas de la actual hora más sensato y realista que conozco,me ponía en guardia acerca de las posibilidades de Antonio Miguel Carmona, el profesor de Economía del CEU, en su afán por conquistar la capital del Reino dentro de unos meses.

Huida Botella en el PP, ¡vaya novedad!, liquidado Jaime Lissavetzkyen el PSOE (¡mira que le ha costado!), el camino -al margen de lo que haga Mariano Rajoy- queda expedito para el inquieto y cachondo tertuliano cuya preparación técnica va mucho más allá de las gracietas que acostumbra en los platós televisivos.

Madrid es mucho Madrid y se verá en los próximos meses. La derecha prefirió correr el riesgode jugar a las damas con la alcaldía más vistosa y decisiva de España y ahora se come los mocos. Gallardón con su déficit insostenible y Botella con sus carencias ilimitadas han abierto la puerta a la izquierda, que se muestra deseosa de entrar a toque de corneta y sin reparar en gastos.

Cuando yo anuncié en esta misma columna hace un año que Carmona sería el candidato del PSOE me dijeron y escribieron de todo. Pues dentro de escasas semanas se certificará mi premonición. Ya sé que a algunos no les gusta ni les gusto; pues oiga, échenle mermelada y a joderse.

Lo malo para el Partido Popular es que Antonio Miguel –que tampoco es ningún Trotskyni mucho menos un ganapán del populismo trincón– tiene todas las posibilidades de ganar las elecciones o al menos en situarse en una posición de pacto para ocupar la Plaza de la Villa si olvida esa horterada del Palacio de Cibeles. Dicen que por la izquierda puede hacerle la cusqui el Monedero de turno, pero si fuera así tengo para mí que con un simple debate las viejas (y jóvenes) del barrio de Salamanca formarían en orden de combate en cabal cruzada carmonita.

Se lo tengo dicho: Carmona, ha llegado tu momento. Saca tu alma social/jacobina, súbete en la avioneta y navega. ¿Acaso no llegó a ministra una paisana de Peraleda del Zaucejo (Badajoz) llamada María Antonia Trujillo y se creyó que era de verdad?