Es noticia
Así fue el harakiri de Gallardón… con su propia daga
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Así fue el harakiri de Gallardón… con su propia daga

"¿Crees que el presidente debe cambiar el Gobierno? Creo que sí…Yo mismo estoy quemado", me confesó el todavía ministro el día de la coronación de Felipe VI

Foto: El exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. (Efe)
El exministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón. (Efe)

Durante la recepción en el Palacio Real a propósito de la proclamación de Felipe VI (19/06/2014), mientras conversaba con José Manuel Soria, se acercó Alberto Ruiz-Gallardón -Artur Mas estaba a escasos metros comiéndole el coco a Paulino Rivero- al que conozco desde sus inicios de su vida política (30 años) cuando Manuel Fraga decidió nombrarle con 27 años sustituto del “traidor” Jorge Verstrynge, secretario general de Alianza Popular. Durante esos seis lustros he tenido momentos tensos con el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid y alcalde de la capital en la inevitable dialéctica político/periodista al socaire de informaciones y comentarios sobre los “hechos” políticos y su devenir.

-¿Crees que el Gobierno está quemado?, me preguntó a bocajarro.

Pensé la respuesta y con esa rapidez mental con que la naturaleza le ha dotado ni me dejó contestar.

-De verdad, ¿crees que el presidente debe cambiar el Gobierno? Creo que sí…Yo mismo estoy quemado… Sería bueno para el presidente, para el partido y para el país…

Me quedé de una pieza. Justo al lado, Felipe González peroraba con unos embajadores (entre ellos el de Estados Unidos) y la ministra Fátima Báñez escuchaba atenta explicaciones de Cristóbal Montoro acerca de un asunto relativo a la política económica.

Jamás en miya larga trayectoria como observador del acontecer político me había encontrado con un ministro que estaba como loco por ser relevado. Estábamos a mediados de junio. Es justamente ahora cuando he conocido que en esas fechas ya planteó a Rajoy su deseo delargarse. Bien es cierto que Gallardón siempre quiso marcharse de todos aquellos lugares donde no manda. Había llegado a sus oídos -como a los del resto del estado mayor 'popular'-que la última encuesta que Pedro Arriola había puesto encima de la mesa del jefe del Gobierno era terrible para los intereses del PP: el anuncio de la contrarreforma sobre el aborto hacía huir al centro. Era su RIP porque estaba completamente solo; además, la secretaria general sabía de ciertos movimientos gallardoniles para intentar ocupar su puesto.

Rajoy nunca le hubiera despedido de no mediar su propia suerte. Esto está más claro que el manantial del avellano.

Tras su salida ha explicado en privado que él se va con dignidad aferrado a un principio ideológico. Otros, dice también en privado, saldrán por la misma puerta pero sin paso y sin dignidad.

¡Cosas de Alberto!, que diría Rajoy.

Durante la recepción en el Palacio Real a propósito de la proclamación de Felipe VI (19/06/2014), mientras conversaba con José Manuel Soria, se acercó Alberto Ruiz-Gallardón -Artur Mas estaba a escasos metros comiéndole el coco a Paulino Rivero- al que conozco desde sus inicios de su vida política (30 años) cuando Manuel Fraga decidió nombrarle con 27 años sustituto del “traidor” Jorge Verstrynge, secretario general de Alianza Popular. Durante esos seis lustros he tenido momentos tensos con el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid y alcalde de la capital en la inevitable dialéctica político/periodista al socaire de informaciones y comentarios sobre los “hechos” políticos y su devenir.

Alberto Ruiz-Gallardón Mariano Rajoy Manuel Fraga Jorge Verstrynge