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Los cien días de la reina plebeya
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Graciano Palomo

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Los cien días de la reina plebeya

Me dicen y aseguran que han visto hace unos días a Don Juan Carlos comiendo huevos con morcilla, solo y sin aplausos, en un afamado hotel

Foto: La reina Letizia. (Efe)
La reina Letizia. (Efe)

Me dicen y aseguran que han visto hace unos días a Don Juan Carlos comiendo huevos con morcilla, solo y sin aplausos, en un afamado hotel que hay a la entrada de Burgos sin que se conozca a ciencia cierta si la visita tenía un objeto gastronómico o si había quedado con algún antiguo amigo compañero de armas, que ya se sabe en la capital castellana siempre anduvo sobrada de curas y militares.

La noticia no está siquiera en su presunto divorcio. ¿Para qué? La noticia, la quiera o no Jordi Gutiérrez, que no está al aparato pero tampoco se le espera, está en esos cien días en los que Felipe VI y su distinguida esposa han conseguido desmontar, en efecto, parte del juancarlismo en su vertiente más ética por decirlo con moderación y respeto.

En términos generales nadie puede negar la evidencia: un supremo esfuerzo de los reyes por frenar el deterioro monárquico y por situar a la institución fuera del debate sobre las corruptelas de los poderes, que no es poca cosa.

Don Felipe tiene que convivir con un asunto de órdago y que puede ser letal si no se administra con precisión, prudencia y talento: Cataluña. Mi amigo y, sin embargo, estimado Ignacio Camacho, sevillano que con sólo mojarse el dedo sabe de qué dirección sopla el viento, sostiene que Su Majestad ha inquirido al presidente Rajoy y al jefe del PSOE para que encaren juntos el quilombazo. No lo sé, pero si Camacho lo dice será por algo, y, además, tiene su lógica y fundamento. Lo que es evidente es que el jefe del Estado en este asunto ha hecho como su prima tercera Isabel II de Inglaterra: distancia y buenos alimentos.

La reina, dicen, ha corregido sus antiguos errores como Princesa y trabaja cerca de su marido en potenciar la excelencia. Algo debe de haber porque los yates Fortuna que exhibían en los veraneos de antaño fueron sustituidos por una visita a una zona deforestada. Algo es algo.

Lo de progre o no progre se me antojan conceptos bastante superados; lo que no se le puede exigir es que le gusten más las películas de Almodóvar que las de Sáenz de Heredia.

Me dicen y aseguran que han visto hace unos días a Don Juan Carlos comiendo huevos con morcilla, solo y sin aplausos, en un afamado hotel que hay a la entrada de Burgos sin que se conozca a ciencia cierta si la visita tenía un objeto gastronómico o si había quedado con algún antiguo amigo compañero de armas, que ya se sabe en la capital castellana siempre anduvo sobrada de curas y militares.

Rey Felipe VI