Es noticia
Movimiento en el Partido Popular: yo quiero ser tecnócrata
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Movimiento en el Partido Popular: yo quiero ser tecnócrata

Tras el nombramiento de Catalá, dirigentes del PP han llegado a la conclusión de que es más rentable ponerse la escarapela de tecnócrata que remar contra corriente

Foto: Rafael Catalá jura su cargo como ministro ante el Rey. (Efe)
Rafael Catalá jura su cargo como ministro ante el Rey. (Efe)

Tras el nombramiento de Rafael Catalá como nuevo ministro de Justicia bastantes dirigentes del Partido Popular han llegado a la conclusión de que resulta más rentable ponerse la escarapela de tecnócrata-aquello que se inventó durante el franquismo con los lópecesque eran miembros del Opus Dei- que estar remando contra corriente y disparando tiros en la primera línea de la trinchera política donde se corre el riesgo de recibir una bala directa al corazón o quedar tullido por la metralla.

No es el único Catalá, al que le auguro que va a sufrir un auténtico calvario a propósito de sus relaciones con el socio de Urdangarin y otros episodios de su vida profesional anterior.

Lo dicho. Hay un movimiento en las alturas del PP que subraya la rentabilidad que supone ser un expertoen algo y contar con padrinos ahí donde se deciden las personas que se sientan en la mesa del Consejo de Ministros, o en otras poltronasde relumbrón, aunque se gane poco.

Lo complicado en política, dicen, es fajarse todos los días con los adversarios, defender las medidas que adopta el Gobierno, especialmente las más impopulares, y tener que asaetearte con tus contrincantes, ejercicio que siempre conlleva sinsabores, heridas y menos pasta.

Esto es algo muy típico en el centro derecha. Lo complicado es ir a tu demarcación a pedir el voto que, sumados, son los que dan acceso al poder que luego administran otros. Nicolás Sarzkozy cuando fue presidente de Francia lo dejó claro: nadie que no consiga un escaño en la Asamblea Nacional podrá ser ministro ni alto cargo. Fue una auténtica revolución en la anquilosada política gala.

Me temo que el presidente Rajoy no esté por esa labor. Pero es algo que finalmente antes que después terminará por imponerse como que las golondrinas retornan en primavera.

Tras el nombramiento de Rafael Catalá como nuevo ministro de Justicia bastantes dirigentes del Partido Popular han llegado a la conclusión de que resulta más rentable ponerse la escarapela de tecnócrata-aquello que se inventó durante el franquismo con los lópecesque eran miembros del Opus Dei- que estar remando contra corriente y disparando tiros en la primera línea de la trinchera política donde se corre el riesgo de recibir una bala directa al corazón o quedar tullido por la metralla.

Rafael Catalá Mariano Rajoy