Pedro Sánchez y el Pacto de los Tortellini

Es tal la necesidad que tiene Pedro Sánchez-vuelvo a insistir en que se trata de una persona con hechuras y futuro si no derrapa en alguna curva- de que se visualice su liderazgo en medio del carajal en el que está instalada la izquierda, que las urgencias le juegan malas pasadas. Tiene que tener tiempo para meterse en todos los hogares a través de la TV, sí, pero también dedicar horas al estudio, la reflexión y a adquirir conocimientos técnicos.

En Italia hablan del Pacto de los Tortellinipor su proximidad ideológica y estratégica con el premier Matteo Renzi-apenas tiene sintonía con el galo Manuel Valls que hace en Francia todo lo contrario de lo que Sánchez predica para España-, pero sus esfuerzos lógicamente se centran en España. En Ferraz presumen de la “revolución de Pedro”, que se ha presentado con un equipo nuevo donde abundan las mujeres y en el que hasta dos históricos del PSOE como el demoscópico Ignacio Varela o Juan Aceña (responsable de la organización de actos públicos desde tiempo inmemorial) han sido relevados. El responsable de prensa del PSOE ya no es el suyo personal (en esto imita a Aznar) y ha terminado con los “rodiezmazos” zapateriles y a nivel de portavocías el que se ha impuesto es el secretario de organización César Luena.

El whatsapp se ha hecho el amo en los sistemas de comunicación de la alta dirección subrayando la interactividad del propio secretario general en las redes sociales. Dicho de otro modo: las antiguas fórmulas implantadas por Alfonso Guerra han sido sustituidas por las “emociones”, esto es, transmitir mensajes políticos utilizando la empatía. Los antiguos descamisados en plan parias de la tierra se han trastocado en clases medias empobrecidas.

Sus colaboradoras que acuden con frecuencias a los medios –Meritxell Batet, María González, Isabel Rodríguez, Mari Luz Rodríguez, etc…- escenifican un cambio más que evidente. Pero su gran talón de Aquiles es Zapatero, que empezó como él y terminó como un pobre fantasma inconcluso.

¡Hay que estudiar, Pedro!

PD. Ah, se me olvidaba: y decir las menos tonterías posibles como eso de los funerales de Estado.