La deriva de Rodrigo Rato

Me dice una gaviota de Génova 13 que el instructor interno que ha puesto María Dolores de Cospedal para expulsar a los 27 codiciososde las negras de Blesa tiene prisa por depurar responsabilidades y poner en la calle a los susodichos.

En realidad, estas cosas la derecha siempre las hace tarde y mal. Salvo Rato, el resto nunca han sido nada en el PP ni han aportado un maldito voto. Y a Ratolo fulminó De Guindos cuando le echó a patadas,y con toda razón, de la torre de la Plaza de Castilla. Desde entonces, Rodrigo no es nada en el partido ni siquiera en la sociedad española. No me extraña que terminara por gastarse un dineral con su tarjeta opaca.

El resto,como Estanislao Rodriguez-Ponga -¡hay que ver este chico!- no han sido nada; ni Norniella, ni Recarte, ni Iranzo, ni Jesús Pedroche -¡vaya con esta alfombra batiente!-, ni Javier de Miguel, alcalde de El Escorial cuando el bodorrio de la niña, ni el antiguo secretario particular de Aznar, Antonio Cámara, etc…

Nadie va a derramar una maldita lágrima por estos abusones. Han hecho mucho daño al partido del que se sirvieron para su medro y tampoco tienen capacidad para repararlo. Si Cospedal no empuja el mal será aun mayor. Pedro Sánchez primero ha disparado y luego admite reclamaciones al maestro armero. Ha sido mucho más listo. Porque si Blesa (éste si que se ha servido del PP) no puede estar ni un día más en libertad, los sujetos del PP con tarjeta no pueden militar ni un segundo más en el partido que está en el Gobierno.

Bien mirado, la única referencia nostálgica es Rato. Pero insisto en que está totalmente amortizado. Lo empezó a estar cuando en la Navidad de 2000, con Aznar en plena levitación por su arrolladora mayoría absoluta, desechó la posibilidad de encaramarse y terminó por decretar su defunción cuando huyó del Fondo Monetario Internacional (FMI). Recuerdo que ese día me había invitado a almorzar Manuel Fraga y el viejo patrón de Villalba echaba espuma por la boca contra el “niñato” que había dejado mal a España y había demostrado ser un muñeco caprichoso.

A partir de su regreso a España -en realidad nunca se fue- RR no dio pie con bola. Hablaba mal de todo Cristo y se le llevaban los demonios por no haber dado la batalla por la jefatura. Primero en Lazard de su amigo íntimo Jaime Castellano hasta que pidió a Mariano sustituir a Blesa.

Todo hombre es fútil pero nunca pudimos llegar a pensar que Rodrigo podría fumarse 3.000 euros en una noche de verano.

¡Joder qué tropa!