Lara se apoyaba en Ana Pastor (ministra)

La entrega del “Planeta” policiaco en una fiesta celebrada el pasado miércoles 15 de octubre -Día de Santa Teresa- como siempre en Barcelona, y como siempre también bajo el cheque de José Manuel Lara, ofreció algunos corolarios inquietantes.

Pedro Sánchez, que necesita protagonismo como el comer, se pusoal lado del todavía Molt Honorable Mas, mientras que el patrón José Manuel Lara se apoyaba en la ministra de Fomento, Ana Pastor, a la que el presidente había comisionado para tan distinguido acto, que bien mirado podía justificar “fomentando” el hábito de leer libros.

No estuvo mal su presencia en representación del Gobierno en un acto, por cierto, cargado de tensión y mal rollopor lo que todo el mundo sabe. Me dicen que el Secretario de Estado de Cultura, un tal José María Lasalle, es como si no estuvierani se le esperara, aunque estaba. Como ni se habla con la otra perla del Gobierno, José Ignacio Wert, tiene tiempo para coger el AVE y justificar el sueldo y el coche oficial.

Del empresario catalán que ha anunciado abandonará la tierra de acogida de su padre si continúa por la cuerda secesionista habló a Artur Mas pero no con gusto. La pela es la pela.

Digo que lo de apoyarse en Pastor -persona como todo el mundo sabe muy del circulo privado del presidente Rajoy, cosa que no es nada fácil- tiene su aquel, porque Moncloa está más cabreada que la cabra de la Legión cuando se desfila a paso corto con el conglomerado mediático de Atresmedia(LaSextaes pura, demoledora e inteligente dinamita antiPP) y no encuentran los del poder manera de ponerle remedio. El principal cartucho para atemperar asaltos,el Gobierno decidióno dispararlo: retornar la publicidad a TVE, que al final está resultando su muerte adivinada por el impropio Gobierno Zapatero/De la Vega. ¡Y eso que dicen ser de izquierdas!

Los ejecutivos de Lara-que alguna vez se ha cabreado en serio-, léase Silvio González, Javier Bardaji, que parecerían surgidos de las calderas del Opus Dei, se pasan por el arco de la cuenta de resultados las invocaciones de la iglesia popular. Ni siquiera los siempre estimulantes buenos oficios de gran cardenal que luce Mauricio Casals -que ya está, afortunadamente para su jefe, como un pincel- consigue apaciguar a las agresivas mesnadas catódicas.

Si no lo entienden, llámenme. ¡Sis plau!