La famélica legión que arrasa con las viandas en La Sexta

Me cuenta en su particular y talentoso estilo literario una colega dulce de trato e imperceptible en el sigilo, un sucedido en los camerinos de La Sexta, que creo son de propiedad de Lara aunque mande Bardají, que tiene su aquél y, si se me apura, una conclusión social/política de una cierta enjundia para describir el paisaje que nos envuelve.

Carolina Bescansa, la mujer cercana a Pablo Iglesias -niña al hombro-, que también aspira -¿por qué no?- al cielo -léase nóminas oficiales, coches ídem, mamandurrias varias-llegó hace unas semanas para participar en la silla que Podemos tiene indefectiblemente en un programa de debate político en la mencionada cadena una noche cualquiera de unos de esos sábados cualquiera y aburridos.

Acompañaban a la dama, amén de su hijita, “compañeros” que hacen labor de ayudantes o acompañantes de protección que nunca se sabe con estos círculos. La “famélica legión” (el título corresponde a un redactor del diario El País que también se deja caer por ese chollo) se lanzó en tromba hacia las viandas preparadas al respecto por la producción del rico programa. Cerraron la puerta y se dispusieron a deglutir comme il faut la tortilla, los sándwich y todo lo que saliera al paso dejando al resto de los invitados con dos palmos de apetito. Cuando uno de estos decidió que había llegado el momento de pillar la tortilla, la niña gritó asustada:

-¡Mamá,mamá, que se llevan la tortilla!

Luego, testigos presenciales vieron que los acompañantes llevaban los bolsillos repletos de cervezas.

No ignoro que una golondrina no hace verano y que una parte no hace el todo. Pero puede ser significativo de que entre unos y otros, la muchachada de Pablo Iglesias -“no es bueno que me hagas la entrevista en Venezuela” le dijo a Évole- les está comiendo la merienda a los instalados.

Quizá puede que esa “famélica legión” que apostilla el muchacho barbado de El País un día puede invitar por cuenta del contribuyente a acercarse a su mesa a los que ahora por su mala cabeza comen a dos carrillos.

Estoy seguro de que en esta ocasión se me ha entendido todo.