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Cuando Alfonso Guerra se iba a la guerra
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Graciano Palomo

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Cuando Alfonso Guerra se iba a la guerra

El tiempo puede tanto que incluso ha mandado a la jubilación al histórico Alfonso Guerra, el leviatán incontestable de los primeros años de la Transición

Foto: El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, en Rodiezmo. (Efe)
El exvicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, en Rodiezmo. (Efe)

El tiempo puede tanto que incluso ha mandado al histórico Alfonso Guerra a la jubilación. El que fuera vicesecretario general del PSOE y vicepresidente del Gobierno era el leviatán incontestable durante los primeros años de la Transición hasta que apareció un “mienmano” con despacho oficial de Sevilla.

Traté mucho en mis años mozos periodísticos a Guerra. Frente a esa imagen pública de Robespierre guillotinando, siempre supe que se escondía un osito de peluche.

A partir de ahí, nunca fue igual nada en la vida de Guerra. Había zaherido a tantos y por tan poco que le dispararon todos al unísono, muy especialmente el sector más socialdemócrata del felipismo. Le dejaron como a un “ecce homo”. Felipe González lo miraba de reojo como un apestado.

Recuerdo que cuando el PSOE todavía no había alcanzado el poder (1977-1982) y se afanaba desesperadamente en ello de una forma atropellada, Guerra se opuso a diluir el PSOE en el magma de partidos socialistas catalanes previendo que al final sería el fin de sus adoradas siglas en aquel territorio. Felipe siempre imponía sus tesis. Treinta años después se puede concluir que llevaba toda la razón y que de una forma u otra el Partido Socialista Obrero Español tendrá que comenzar su andamiaje desde los cimientos.

Alfonso ‘Beria’, siempre dado -como el sector que acaudilló- a ver conspiraciones debajo de cualquier folio, nunca entendió el echarse en brazos de los principales señores de la fenecida beautiful ; especial manía tenía a Polanco y Cebrián y decía sentirse más cerca de los ‘azules’ del antiguo Movimiento (quizá por esa vertiente social que conllevaban los Cisneros, etc…) que de algunos coleguis de la socialdemocracia desteñida .

Guerra bramó contra el Estatut de Maragall/Zapatero que luego fue “pelado” (Alfonso dixit), y supongo estará ya escribiendo algún nuevo libro en el que ajuste cuentas con estos tipos y alguno más, digo yo por ejemplo, que con Villa, el minero multimillonario de Rodiezmo.

El tiempo puede tanto que incluso ha mandado al histórico Alfonso Guerra a la jubilación. El que fuera vicesecretario general del PSOE y vicepresidente del Gobierno era el leviatán incontestable durante los primeros años de la Transición hasta que apareció un “mienmano” con despacho oficial de Sevilla.

Alfonso Guerra