Rafael Hernando, un látigo con púas en el PP: obleas como panes

El presidente llevaba muchos meses escuchando las peticiones de sus pares para empezar a soltar la mano. Y les ha hecho caso. Rafael HernandoFraile (Guadalajara, 1961), no le dejará por falso.

No había otro más polémico ni menos acomplejado. Lo demostró rápidamente unas horas después de su nombramiento el pasado jueves cuando, aceptando una invitación de Jesús Cintora –del que Arcadi Espada ha escrito un artículo enmarcable y aplaudido entre el colegueo al que acusa de “señalador” para que luego Monedero dispare con más precisión a sus piezas–, le recordó que acurrucó en su cuna mediática a Pablo Iglesias: “Le sienta usted a su lado, le pasa las preguntas y encima le paga…”. Ni que decir tiene que el vídeo ha corrido como la pólvora entre la canalla periodística como preludio de lo que sin duda terminará por llegar, porque quien siembra viento recoge tempestad y pese a lo aparentemente imberbe todo el mundo tiene su historia, incluido el muchacho de Ágreda, Cintora, que ha tenido que bracear full time para comer caliente (lo cual desde una perspectiva de la cultura del mérito de la que soy fan, le honra) y salir de las intempestivas tierras sorianas.

En el Congreso de los Diputados lo sabe todo el mundo, incluida la montaraz Celia Villalobos, que acogió la decisión de Rajoy, el jefe y pagador de su marido Arriola, con un rictus de enfado y contrariedad. El que me dé recibirá irremediable e irremisiblemente. Tiene acreditada trayectoria de ello.

No hay más que hablar. El presidente Rajoy ha ofrecido a sus mesnadas, que arden en deseos de iniciar la ofensiva en toda la regla y en todos los frentes, lo que le habían pedido, esto es, alguien que responda en tiempo y forma los ataques que no tengan una mínima justificación.

Ignoro si el objetivo final y básico por el que Rajoy eligió a Hernando para representarle en el Parlamento tendrá éxito o no. Pero en cualquier caso nos vamos a divertir y dará muchas mañanas de gloria. Comprendo el entusiasmo del grueso PP.