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Un Rey braceando en el surco
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Graciano Palomo

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Un Rey braceando en el surco

Un cuota del 73% es un buen ‘share’ para saludar a la primera misiva navideña de Felipe VI, que se había preparado a conciencia la pieza

Foto: El rey Felipe VI, en su discurso de Nochebuena. (Gtres)
El rey Felipe VI, en su discurso de Nochebuena. (Gtres)

Un cuota del 73% es un buen ‘share’ para saludar a la primera misiva navideña de Felipe VI, que se había preparado a conciencia la pieza consciente de lo que se juega en cada envite. Pese a ello, las nuevas generaciones miran hacia otro lado y les importa tanto como una higa. ¡Las cosas claras, Señor!

Escrito lo anterior, hay que decir, y digo, que S.M. Felipe VI era consciente de que tenía delante a las amas de casa de toda España y que ese era, strictu sensu, su particular parlamento en una inmejorable ocasión para escenificar el cambio e inaugurar una “nueva” y “fecunda” etapa en la abigarrada historia del país.

Eran las amas de casa y la “mayoría silenciosa”, porque son mayoría, el objetivo esencial del Monarca. Mucho antes que los editorialistas, que en ocasiones suelen confundir valor y precio. Solo la mayoría silente, trabajadora, pagana (impuestos), sufridora y nada tonta podrá salvar a este joven Rey que ama a su país apasionadamente y que, cada mañana, pone velas a la Virgen de Atocha para que no ser él precisamente el último que apague la luz y cierre el grifo.

El escenario, muy propio -siempre se le pueden sacar cantares a todo-, intentando parecerse a un salón de clase media, dejó paso a un Jefe de Estado distinto, aunque no distante, de su padre, que bien puede sentirse honrado y orgulloso del vástago. El Rey hace ya muchos años que sabe que diga lo que diga, haga lo que haga, será pasto de los émulos del Muro y de aquellos nostálgicos de revoluciones de pacotilla que no han hecho otra cosa que acumular moho.

Tengo para mí que el mensaje, circunscrito a un estricto ámbito constitucional sin ningún tipo de referencias a la religión y otros usos y costumbres en la tradición de sus mayores, acertó de pleno en cuanto a la fotografía en negro de la actual realidad de España, solo con alguna escasa invocación a la salida de la crisis. Pero eso no es lo importante. Nuestro país está muy diagnosticado desde los tiempos del Príncipe de la Paz. Lo que necesitamos es algo que don Felipe no puede ofrecer: soluciones políticas a los tres grandes problemas descritos con acierto y determinación. Algunos todavía no se han enterado que el Monarca no manda; es decir, ¡no manda !

Están tan ocupados en sacudirse el polvo del Muro que todavía lucen en las solapas que no han tenido tiempo de echar un vistazo a la Constitución.

Un cuota del 73% es un buen ‘share’ para saludar a la primera misiva navideña de Felipe VI, que se había preparado a conciencia la pieza consciente de lo que se juega en cada envite. Pese a ello, las nuevas generaciones miran hacia otro lado y les importa tanto como una higa. ¡Las cosas claras, Señor!

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