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De la casta y corrupción universitaria… ¿qué?
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Graciano Palomo

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De la casta y corrupción universitaria… ¿qué?

De lo poco bueno que tiene la crisis tan terrible como la que seguimos padeciendo (siete años nos contemplan arrasando las clases medias como gran colchón

Foto: El secretario Político de Podemos, Íñigo Errejón. (Efe)
El secretario Político de Podemos, Íñigo Errejón. (Efe)

De lo poco bueno que tiene la crisis tan terrible como la que seguimos padeciendo (siete años nos contemplan arrasando las clases medias como gran colchón de todo lo mejor) es que nadie queda a salvo, ni personas ni sectores.

Diversos diarios nacionales de prestigio y solvencia vienen denunciando a la ‘casta’ universitaria instalada y cuyo hedor puede comprobarse en las 82 universidades públicas -las 15 privadas también tienen lo suyo- donde campa por sus respetos el nepotismo, el amiguismo, el trapicheo y la corrupción de baja intensidad. Lo de la beca de Errejón es simplemente la puntita del iceberg, pero es fiel reflejo de lo que todo el mundo intuye.

Naturalmente que en un universo tan tremendo -España es el país de Europa tras Luxemburgo que más universitarios tiene por habitante- habrá de todo, por supuesto. Buenos profesores y malos investigadores; magníficos rectores y dirigentes universitarios que hacen todo lo contrario a lo que resultaría el espíritu universitario para seguir en el coche oficial y la poltrona. Las ‘visas’ en la Universidad de Cádiz y su espuria utilización fraudulenta me temo que no es una golondrina en primavera. Se han creado centros universitarios públicos para dar satisfacción a determinados cargos políticos que deseaban tener pesebre asegurado y sin dar mucho golpe una vez que les arrojaran por la ventana en sus partidos políticos.

Hay funcionarias públicas que cobran no menos de 4.000 euros al mes sin mucha justificación que dedican más tiempo a las tertulias políticas que a la enseñanza y la investigación por lo que cobran a costa del contribuyente. Contratos fantásticos sin mucho que justificar y entradas mediante oposiciones que sólo tienen de ello el nombre… ¡Carajo!

El resultado de todo ello no puede ser más catastrófico. En los grandes rankings mundiales de excelencia en enseñanza e investigación la primera universidad española que aparece está en el puesto 180. Hay carreras eminentemente prácticas cuyos profesores no han pasado jamás por una empresa, ya sea de comunicación, bufetes de abogados o química orgánica. Yo te coloco a ti y tú a mi hijo... Y tiro porque me toca. ¡La leche!

Me malicio que esta tapadera está a punto de abrirse. Con nombres y apellidos. Desde Extremadura a Madrid; desde Valladolid a Santiago.

De lo poco bueno que tiene la crisis tan terrible como la que seguimos padeciendo (siete años nos contemplan arrasando las clases medias como gran colchón de todo lo mejor) es que nadie queda a salvo, ni personas ni sectores.

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