El caso único de poligamia en el PP

Recuerdo a Pablo Casado- Palencia, 33 años, dos hijos-en diferentes responsabilidades pese a su juventud. Siempre le creí un ahijado político de José María Aznar, Esperanza Aguirre y Manuel Pizarro, con el que trabajó en su muy corta carrera política antes de volver al mundo de la gestión empresarial. Pablo tiene ya un abigarrado currículo repleto de cargos políticos y responsabilidades que le han permitido codearse con los grandes.

He procurado saber el porqué de su reciente subidón político precisamente producido en el corazón mismo del ‘marianismo’, lo que ha desconcertado a más de un conmilitón. El diputado por Palencia, exjefe del gabinete de Aznar en FAES -¡uno no va a ser perfecto!- ha sido elevado de cachorrín aznarista a los altares rajonianos; creo tenerlas claves, siempre hay un porqué, máxime en este chollo de la vida política pública.

Los apoyos iniciales le vienen por el hoy también diputado nacional Alfredo Prada, que fue vicepresidente del gobierno de Aguirre y luego fulminado al amanecer antes de ser recogido en el seno de Mariano. Luego fue la lideresa madrileña y el expresidente los que le dieron la oportunidad de ir en calidad de asistente subido en sus coches oficiales.

Pero el último ascenso le viene propiciado directamente por la secretaria general María Dolores de Cospedal, que ya había ordenado remitir al muchacho a tertulias y espacios de debate político en las televisiones. Valora su arrojo para defender posiciones difícilmente explicables, la ausencia de complejos ideológicos, la agresividad dialéctica y la buena imagen que transmite.No fue difícil convencer por un lado al presidente de la conveniencia de nombrarle portavoz para la campaña de las autonómicas y municipales en un perfil muy en línea con el de Rafael Hernando en el Congreso y, por otro, ordenar a Carlos Floriano que contara con Casado en esa calidad de portavoz. ¿Objetivo? ¡Repartir hostias como panes!

Ignoro si Pablo Casado acertará o no en el cometido más difícil hasta ahora de su rutilante carrera. Pero lo que puedo afirmar y escribo es que -junto con Javier Arenas, que dicen ha vuelto a su grado de influencia ante el jefe- no he conocido otro caso de poligamia política en el Partido Popular como la del muchacho diputado cunero por Ávila, curiosamente la misma circunscripción electoral por la que Aznar fue miembro del Congreso por vez primera.