El Rey Juan Carlos, sin mamandurria

Los que han disfrutado durante años del poder suelen decir que lo más difícil de la descompresión al regreso a la nada o la casi nada es acostumbrarse a que tienes que comprar personalmente el periódico, ir a buscar el pan, atender el teléfono o pagarte el abogado.

Esto último es lo que le acaba de ocurrir al Rey Juan Carlos, que, despojado de la Jefatura del Estado, ha tenido que recurrir a un letrado privado para que le represente y defienda frente a la demanda de paternidad planteada por Ingrid Jeanne Sartiau. No sólo es que se trata de un asunto 'particular',sino que ya los abogados del Estado sólo están para, precisamente, 'asuntos de Estado'. No parece ser este el asunto que más preocupe al ya viejo Rey de la Transición y la postransición. Diego Torres, el cerebro corrupto del 'escaso'Iñaki Urdangarin (bien es cierto que se corrompe el que quiere y que no es algo precisamente obligatorio), acaba de dejar varias bombas en la jardín de La Zarzuela. Nada que vaya a inquietar a la Justiciamás de lo que ya estaba, pero sí arrojará sombras y estiércol sobre la figura histórica de Don Juan Carlos.

Va recuperando, dicen, su optimismo ancestral y su sentido del humor, sin el que no puede vivir. Amigos personales-personales sólo le conozco dos y a prueba de bomba: César Alierta, el aragonés cuyo poder fáctico sí que esperfectamente descriptible, y el general Félix Sanz Roldán, que es el español que mejor libro de memorias tiene de cuantos pululan ahora mismo por este viejo lar.

Don Juan Carlos continúa a la espera de algún 'encargo'; mientras tanto continúasu peregrinación por las muchas y variadas catedrales gastronómicas de la vieja Hispania.

¿Está preparando Don Juan Carlos en las larguísimas horas de ocio un relato en primera persona de su vida 'al servicio de España'? Creo que sí. Lo cual tampoco quiere decir que se ponga dale que te pego al ordenador. Para eso los reyes siempre tuvieron plumíferos. Y en esta ocasión hasta sobran. Conozco a no menos de tres que se han ofrecido.