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Lo que más teme Pablo Iglesias
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Graciano Palomo

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Lo que más teme Pablo Iglesias

No ha tenido inconveniente alguno en señalarse como admirador de la serie televisiva 'Juego de Tronos', donde el hilo conductor fundamental es el poder

Foto: Pablo Iglesias. (Reuters)
Pablo Iglesias. (Reuters)

No ha tenido inconveniente alguno en señalarse como admirador de la serie televisiva Juego de Tronos, en la que el hilo conductor fundamental es el poder: su conquista y su permanencia. Ya es mucho y algo entendible.

Desde esa perspectiva -el poder por encima de cualquier otra consideración al precio que sea y a costa de quien sea, lo mismo que en su día hicieron Castro y Chávez- se puede entender que se acepte pactar con la extrema derecha, con declarados antieuropeos, con xenófobos confesos y con toda una caterva que puede aportar algún gramo a la obtención del poder.

Está tan convencido el muchacho de su relevancia histórica que ya se conduce como si fuera primer ministro; qué digo jefe de gobierno, no, capo ejecutivo del Estado. Pero todavía no ha ganado nada.

Por de pronto, paralelamente, tiene que superar en España el 'efecto Tsipras', que tiene muchas posibilidades de despeñe. Acabará pasando por el aro de los que pagan y acreditan solvencia (UE) y, por lo tanto, na de na. O poco de na. O na de poco.

Pero lo que más teme Iglesias -humildad es andar en verdad, amigo Pablo- es que algunos de los que tienen la llave de su auténtica 'santabárbara' o pierdan la llave o decidan abrir el capó. Si el actual gobierno de Irán perdiera el poder o Maduro fuera mandado al carajo por los venezolanos, ¡ay amigo! Porque en Caracas alguien ha empezado a encabronarse y lanza darditos a los 'hermanos'de la coleta; en el Caribe no suelegustarles mucho compatibilizar oficios de moral distraída y al mismo tiempo hacerles pagar el camastro.

Se están mostrando como unos genios a la hora de utilizar en su beneficio a los 'tontos útiles'de los que habló el padrecito Lenin. Pero las sociedades de hoy no son la Rusia de los vencidos zares, e incluso el opositor López en la prisión venezolana se comunica por internet con sus partidarios.

Ningún hombre es lo bastante bueno para gobernar a otro sin su consentimiento. Pero aún es más decisivo, amigo Sancho, que ningún hombre es más que otro hombre si no hace más que otro.

No ha tenido inconveniente alguno en señalarse como admirador de la serie televisiva Juego de Tronos, en la que el hilo conductor fundamental es el poder: su conquista y su permanencia. Ya es mucho y algo entendible.