Celia, la grande

Ha sido la gran semana del matrimonio coalición Arriola & Villalobos. Uno por estar al lado del presidente en la preparación y elaboración del debate y la esposa porque no termina de salir de un charco cuando ya chapotea en otro.

Celia Villalobos, en efecto, es una de las más veteranas militantes de AP/PP, si no la más junto con Abel Matutes, pero ello no significa en modo alguno que sea a día de hoy una 'dirigente'significativa y con poder en el vasto y aún variopinto mundo popular, y cuya palabra cree jurisprudencia política. En modo alguno. Está donde está porque pelea como una jabata cuando se trata del reparto de cargos y porque todo el mundo presupone -lo cual es mucho suponer-que el maridaje sea un toque de distinción en la actual coyuntura.

Lo del aborto es, desde luego, mucho más pernicioso para los intereses del Partido Popular que el jueguecito del Ipad. Así lo ha visto todo el mundo y prueba de ello es la 'patética'soledad de la que goza actualmente entre sus compañeros de bancada. Algunos de ellos se podrían quedar sin escaño debido a sus gracietas televisivas en el canal de Pepe Creuheras.

Creo que lo que subyace al fondo de todo el asunto Villalobos -en el corto se trata de una malagueña llena de gracia y con una personalidad inexportable- es que el tiempo no pasa en balde y la 'abuelita'andaluza debería pensar -quizá también como su cónyuge- en hacer las maletas con destino a Despeñaperros porque el tiempo todo lo puede.

El error político de Celia fue no conformarse con la alcaldía de Málaga, donde resultaba electoralmente imbatible.

Toma nota, Celia, grandiosa: “El pasado hahuido, lo que esperas está ausente, pero el presente es tuyo”.

Y el que más chifle, capador.