Es noticia
La agresiva metamorfosis de Pedro Sánchez
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

La agresiva metamorfosis de Pedro Sánchez

Antonio Hernando forma junto con César Luena y mi amigo Pepe Cepeda la guardia pretoriana de Pedro Sánchez, un equipo mucho más preparado que el que tuvo en su día Felipe González

Foto: Intervención de Pedro Sánchez en el debate del estado de la nación. (EFE/Ballesteros)
Intervención de Pedro Sánchez en el debate del estado de la nación. (EFE/Ballesteros)

Me lo había anunciado días antes Antonio Hernando tomando un churro en la sala VIP de TVE junto con el director de Los Desayunos, Nacho Mostazo: estamos preparando el debate concienzudamente desde hace tiempo y, créeme, vamos a dar la sorpresa.

¡Y tanto! El madrileño Hernando forma junto con César Luena y mi amigo Pepe Cepeda una especie de guardia pretoriana de Pedro Sánchez que asiste al secretario general, sobre todo,en tiempos de tribulación y aún de gran tribulación. Se trata de un equipo de gente en cualquier caso mucho más preparada que la que tuvo a su alrededor en su día Felipe González y luego gobernó España durante catorce años ininterrumpidamente.

Bien. El hecho cierto es que Pedro Sánchez subió a la tribuna de oradores dispuesto a muchas cosas pero antes que nada a cerrar la puerta a usurpadores de tantas cosas que amenazan no sólo su propio palmito sino también llevar hasta las puertas mismas del averno a un partido cuasi bicentenario como el PSOE.

Lo primero es antes que nada. Sánchez no es el personaje que vi encaramado debajo de Jesús Posada repartiendo obleas como panes, gritando como si estuviera en la campa sevillana donde desde hace casi cuarenta años se reencuentra siempre el alma socialdemócrata de España. Lo entiendo. La necesidad obliga. Como también entendí a un presidente Rajoy enfurecido –él, el hombre impasible–disparando a diestro y siniestro después de coleccionar epítetos como estos: ladrón, mentiroso, farsante, capo, mafioso, inútil, prepotente, ridículo, acabado, y un largo etcétera.

Me cuentan los que pueden que PS preparó minuciosamente su comparecencia parlamentaria como los toreros se encomiendan a la Virgen de las Viñas cuando salen a la arena en un camino sin posibilidad de retorno. Me subrayan que gran parte de la responsabilidad de la metamorfosis sufrida por el jefe socialista la tiene Luis Arroyo, que ya trabajó para el gobierno Zapatero –¡el mejor escribano echa un borrón!- y asesoró convenientemente a su púgil para castigar con ferocidad el hígado del hombre de Pontevedra que, casualmente, oiga, es el primer ministro de España.

Después de conocer personalmente a Luis Arroyo –lógico que aspire a ser el Arriola del PSOE, entre otras cosas por los honorarios–tengo mejor impresión de la que tenía tras la lectura de algunos de sus escritos y de los diretes que había recibido de gentes próximas a su predio ideológico.

Miren, un debate parlamentario quiere decir lo que quiere decir. Punto. Pero hay ocasiones en la vida en las que no se puede perder la cara al morlaco si no quieres que la parca te visite antes de tiempo.

Sánchez acertó. Y ello quiere decir lo que quiere decir. Ni más ni menos.

Me lo había anunciado días antes Antonio Hernando tomando un churro en la sala VIP de TVE junto con el director de Los Desayunos, Nacho Mostazo: estamos preparando el debate concienzudamente desde hace tiempo y, créeme, vamos a dar la sorpresa.

Debate Estado de la Nación Pedro Sánchez Luis Arroyo