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A Wert lo desprecia hasta el 'intelectual' Villar
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Graciano Palomo

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A Wert lo desprecia hasta el 'intelectual' Villar

No es que el muchacho, protegido de Pedro Arriola, no tenga luces, no. Es que le sobran. Wert siempre se ha pasado de listo. Le faltó siempre la necesaria empatía para subirse al coche oficial de ministro

Foto: José Ignacio Wert. (Efe)
José Ignacio Wert. (Efe)

Que el presidente Mariano Rajoy se equivocó escogiendo algunos nombres allá por diciembre de 2011 para elevarlos a la categoría de ministros lo sabe ya hasta el primer edecán del palacio de la Moncloa. Pero haber persistido en el error aún tiene más delito.

Hay varios y llamativos casos que han sobrevivido durante toda la legislatura gracias a que su comandante en jefe tiene una deriva irrefrenable por mantener lo que hay (y contra toda evidencia), pero uno destaca sobre todos los demás: José Ignacio Wert, ministro de Educación, Cultura y Deporte.

No es que el muchacho en cuestión, protegido de Pedro Arriola, no tenga luces e intelecto, no. Es que le sobran. Wert siempre se ha pasado de listo. Debe de tener algún problema psicológico no resuelto de la infancia porque desde que le conozco siempre ha sido el perfecto ‘tocapelotas’, agresivo y faltón.

Su paso por el Ministerio de Educación se saldará con la nada porque su controvertida reforma (que es necesaria) quedará en mero brindis al sol, huelgas incluidas. Su paso por el Ministerio de Cultura no entrará en los anales porque, entre otras cosas, al secretario de Estado, el siempre inquietante Lasalle, lo eligió Rajoy en persona como pago a algunos papeles redactados por el escuálido secretario de Estadocuando estaba en la oposición. Su paso por el ministerio del Deporte también se irá en blanco. Ya ni Rafa Nadal gana, ni el equipo nacional de fútbol cosecha éxitos sino fracasos. Hasta Ángel MaríaVillar le hadejado plantado.

A Wert le faltó siempre la necesaria empatía para subirse al coche oficial de ministro de España. Nunca tuvo un voto personal pero va a lograr que miles de ellos abandonen el Partido Popular, aunque el extremo le importe una higa.

Estas son las cosas –a las que hay que sumar, naturalmente, un sinfín de otros inputsnegativos– que están haciendo méritos para que el centro derecha español vuelva a entregar el poder como antaño a una ‘izquierdona’ militante que, desde su nadería intelectual y técnica, se descaralla de risa de sus enemigos, que lo son.

Que el presidente Mariano Rajoy se equivocó escogiendo algunos nombres allá por diciembre de 2011 para elevarlos a la categoría de ministros lo sabe ya hasta el primer edecán del palacio de la Moncloa. Pero haber persistido en el error aún tiene más delito.

Mariano Rajoy