Crisis de comunicación: ¿qué comunicación frente a Bárcenas, Blesa y Correa?

Es una constante política en España achacar a los responsables de comunicación los males de un partido político que está en el poder. Y no comprenden que la administración de una crisis tan formidable como la actual no acarrea ni puede acarrear otra cosa que no sea detritus.

Salvo Angela Merkel en Alemania, el resto de los jefes de Estado (ejecutivos) o primeros ministros fueron arrojados por la ventana al socaire de la crisis. De ahí que me llame poderosamente la atención que en el Partido Popular y en el Gobierno se apele a la falla de la comunicación para intentar explicar la pérdida de oremus y de auctoritas de un PP que fue elegido para salvarnos a todos, quizá inopinadamente, ante la feroz asfixia que representaba en 2011 José Luis Rodríguez Zapatero.

En el PP, la portavoz principal ha sido desde el dramático Congreso de Valencia su secretaria general, en contra de los pareceres y consejos de todos los que la quieren. Pero quiso echarse al coleto ese escualo maldito, letal y mortífero para el centro-derecha, apellidado Bárcenas; luego decidió también tragarse los sapos venenosos de Francisco Correa, el hombre que tuvo expedita la puerta de Génova 13 gracias a la generosidad del entonces superjefe José María Aznar y que ahora pretende que lo olvidemos. Posteriormente, llegó el otro amiguito del alma del ex del bigote, llamado Miguel Blesa.

Frente a este selecto ramillete de sujetos y sus corolarios, que pringaron a todo el que pasaba ante su puerta y quería trincar, qué demonios de estrategia de comunicación puede llevarse a cabo. Si además están los chicos de La Sexta y de Cuatro, que con solo sonar las campanillas de los teletipos te mandan a Paracuellos manu militari.

Y en el Gobierno, la portavoz es la vicetodo Sáenz de Santamaría, y hay unanimidad en reconocer -entre propios y extraños, que ya es decir- su capacidad para vender con solvencia y su sentido del cargo.

Podría ser que cerca de la secretaria general se hubiera habilitado a alguien con más punch mediático que Carlos Floriano; incluso con más potestas que el bueno de Pablito Casado. Es posible. Alguien con más capacidad estratégica y técnica que conozca el paño de las redacciones y sepa cómo y por qué se ventilan los titulares que, son al fin y a la postre, lo que marcan tendencia. Pero, créanme, si el buen paño en el arca ya no se vende tampoco se pueden hacer brindis al sol cuando en el cuenco de la mano solo se transportan detritus en forma de Bárcenas, Blesa o Correa. Creo que serán estas elecciones (posiblemente también las generales) en las que la corrupción pase factura directa al PP.

Bien es verdad que la mayor parte de los creadores de opinión son anti-Rajoy. Los más feroces provienen de las filas de la derecha o de la derecha extrema. Sus pareceres son, en cualquier caso, respetables y en otros entendibles desde el punto de vista humano y profesional. Unos porque no les gusta el personaje; otros porque se han visto mermados en sus ambiciones y otros porque, sencillamente, quieren que gobierne un “impasible”. Otros, finalmente, porque cuentan con un ADN rogelio. Lo mismo da que da lo mismo.

Vuelvo a preguntar: ¿alguien en su sano juicio cree que se puede llevar a cabo un tratado de comunicación mínimamente eficaz con Bárcenas, Blesa y Correa todavía coleando en juzgados y tertulias? ¡Por favor!

Lo escribo de forma sencilla: no me sorprende nada de lo que está pasando y, mucho menos, lo que dicen las encuestas va a suceder.