Carrillo se enfanga por Monedero

Resulta una vergüenza para el escaso prestigio de la otrora inmortal Universidad Complutense de Madrid que su actual rector José Carrillo no haya podido localizar el ‘contrato’ suscrito en su día por el profesor titular Juan Carlos Monedero con sus ‘clientes’ a lo largo de tantos años de cobrar de la UCM y al mismo tiempo facturar fuera.

Carrillo es un prisionero de Monedero y sus cuates ante la inminente cita electoral para el rectoral de la universidad menos prestigiosa de toda Europa. Se llama andanas a la hora de hacer cumplir la ley a uno de sus funcionarios cuando el caso es de libro. Un caso que ha provocado gran escándalo entre los miles de profesores de ese centro. Un centro en el que un día no muy lejano fueron profesores las mejores y más reputadas cabezas de España y hoy se ha convertido en un mal remedo donde se da asilo con altas nóminas y prebendas de todo signo a conmilitones políticos y amigos de carnet que no cuentan con capacidades técnicas para ser agraciados con los dineros públicos que tan generosamente reparte el señor Carrillo.

La ley es la ley y un rector de universidad debería saber que es imperioso su cumplimiento. No puede seguir tomando el pelo ni a la administración que pone los recursos ni a los contribuyentes que se rascan el bolsillo ni al resto de los funcionarios de esa Universidad que cumplen la norma.

Si en cuatro meses el rector de la UCM no ha sido capaz de encontrar la documentación necesaria de uno de sus funcionarios para hacer cumplir la ley habrá que presuponer tres cosas. La primera, incompetencia que le desacredita para estar un cargo como ése y que debería cesar también a su amigo y protegido Jesús Montero (80.000 euros de sueldo); la segunda, que su excusa no es creíble ni de recibo. Y la tercera, que antepone los intereses clientelares y de filiación política al cumplimiento de su deber jugando con el dinero que pertenece a los ciudadanos.

Este tipo de apellido ilustre nos quiere seguir tomando el pelo. ¿Lo vamos a permitir?