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Un mes destellando las luces rojas
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Graciano Palomo

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Un mes destellando las luces rojas

Ambientes enrarecidos del centro derecha suponen que el presidente ha retirado a Soraya Sáenz de Santamaría su total confianza. Creo que se trata más de un deseo que de una realidad

Foto: La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (Efe)
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. (Efe)

Una de las personas más definitivas del poderoso entorno de la vicepresidenta me comenta que llevan un mes en ‘Semillas’, uno de los edificios de Moncloa, para los no versados, observando cómo los destellos de las luces rojas inundan aquella instancia.

Las personas que rodean a Soraya Sáenz de Santamaría podrán caer mejor o peor pero tengo para mí que estultas del todo no son. Desde la ribereña jefa del Gabinete, María González Pico, al subsecretario Jaime Pérez Renovales pasando por el también paisano David del Cura, quien por cierto ha despreciado una sustanciosa oferta de Onda Cero para quedarse al lado de sus amigas.

En España, una dirigente política al uso puede pasar del rosa al amarillo en menos que canta un gallo o por un quítame ahí esas pajas. Eso es lo que parece ocurrir con la ‘vicetodo’, a la que en los ambientes enrarecidos del centro derecha (especialmente en sus terminales mediáticas) se le supone que el presidente le ha retirado su total confianza de la que ha venido gozando desde que le conociera un día lluvioso en León cuando Mariano Rajoy era ministro de Administraciones Públicas.

Creo que se trata más de un deseo que de una realidad. En primer lugar, porque no es el gallego persona que mude en sus entusiasmos fácilmente. Y en segundo término, porque la vallisoletana tiene sobre su mesa asuntos de capital importancia que resolver en los meses que restan hasta que el Gobierno entre constitucionalmente en funciones. Soraya no ha perdido ni su capacidad enorme de trabajo, ni su sentido común y mucho menos su ambición dada su condición y circunstancias.

Yerran.

La mayor parte de los “pero” -diatribas es cosa bien distinta- que se le ponen a Sáenz de Santamaría en los predios del Partido Popular son básicamente porque se masca la refundación y lógicamente el Pisuerga puede pasar por esa ribera.

¡Ustedes me entienden!

Una de las personas más definitivas del poderoso entorno de la vicepresidenta me comenta que llevan un mes en ‘Semillas’, uno de los edificios de Moncloa, para los no versados, observando cómo los destellos de las luces rojas inundan aquella instancia.

Soraya Sáenz de Santamaría Mariano Rajoy