Gabi&Cifu, Madrid gana… ¡Qué buena pareja!

A ambos aspirantes los conozco lo suficiente para tenerles aprecio personal y concederles valor político que podrían sustanciar en una etapa nada fácil en Madrid, que al decir machadiano siempre fue el rompeolas de todas las Españas.

Ángel Gabilondo es un intelectual de primera y en alguna ocasión he informado en este mismo periódico digital de que si Rajoy hubiera estado algo más listo, aun disponiendo de mayoría absoluta, le habría dejado al frente del Ministerio de Educación y Cultura, que hubiera posibilitado finalmente un pacto de Estado para un tema de comer como es la educación.

Le pregunté el otro día en un plató de televisión acerca de su aventura política como candidato. Creo que la experiencia le ha resultado“excitante” pero lo suyo no es ir poniendo a parir al adversario/enemigo y viceversa. Su estatura intelectual no es fácilmente comprensible por el pueblo llano, aunque siendo rector de la Autónoma los grifos no dejaron de dar agua y la calefacción de encenderse. Es un lujo para la vida pública española del momento.

Algo parecido en fémina ocurre con Cristina Cifuentes. Me ha parecido tan injusta la campaña de los talibanes antiaborto contra ella que, estimo, al final se volverá a su favor. A sus 50 años y después de haber pasado por una experiencia vital que la marcará como es ver de frente los vertiginosos ojos claros de la muerte, Cifuentes encara –en su abigarrada vocación política de la que puedo dar fe–una carrera sin posibilidad de retorno: liderar al centro derecha en el definitivo y bien definido territorio de la Comunidad de Madrid.

¿Saben lo que realmente reclamaría una mente rigurosamente exigente en beneficio de los seis millones de ciudadanos que moramos en este bendito territorio de Madrid? Una alianza Gabilondo&Cifuentes o Cifuentes&Gabilondo, y dejémonos ya de chorradas y paqueiradas. Ello, ¡si lo que preocupa verdaderamente son los intereses del pueblo!

Si lo que se buscan en el fondo son los intereses particulares, entonces, no. Decididamente, no.