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El carajal evitable: segunda vuelta
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Graciano Palomo

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El carajal evitable: segunda vuelta

Te apoyo pero no entro contigo en el gobierno de tal o cual ayuntamiento; permito que asciendas al poder pero en cuanto pueda, te voy a romper las piernas. ¡Qué carajo!

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tras el 24-M. (Efe)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, tras el 24-M. (Efe)

Para que un país sea respetable en el concierto de las naciones, lo primero es respetarse a sí mismo. Decía Bismarck que España es la nación más fuerte del mundo “porque no hay otro país donde sus ciudadanos hacen todo lo que pueden por liquidarlo y no lo consiguen”.

El espectáculo a diestra y siniestra que se está ofreciendo al mundo una semana después del 24-M es de aurora boreal. ¿Algún inversor en su sano juicio puede no repensarse invertir en España ante ese espectáculo? La respuesta la tenemos en los principales líderes empresariales internacionales, incluido Paul Krügman: no.

Sobre todocuando de lo que se trata es de aislar al partido más votado, aunque la verdad sea dicha, en determinados casos se lo han ganado a pulso por chulos y soberbios. Nadie entiende en Alemania que se establezca un cordón de seguridad alrededor de la CDU o en Francia entender como partido maldito la UPM.

La experiencia habida en España con gobiernos a cuatro o a cinco partidos han dado malos resultados. Pero no para el centroderecha, no, para las arcas públicas que llenamos todos los contribuyentes, aunque unos más que otros, especialmente entre los que más exigen y hablan y luego se escaquean.

Dejémonos de paqueiradas: todo el mundo sabe que van a salir en tromba a ver quién saca más tajada del cochinillo. El bueno de Pedro Sánchez está a punto de sumirse en un abrazo que determinará su defunción. Pero cada uno se ahorca con la soga que quiere.

Ya dijo Churchill que la política hace extraños compañeros de cama. Pero tengo para mí que hacer una tortilla de patatas sin ningún ingrediente clásico es misión imposible. Te apoyo pero no entro contigo en el gobierno de tal o cual ayuntamiento; permito que asciendas al poder pero en cuanto pueda, te voy a romper las piernas. ¡Qué carajo!

Este espectáculo deleznable -repito en Madrid, Toledo, Cádiz, Zaragoza, etc..-se acabaría de un plumazo simplemente haciendo lo que se hace en las grandes democracias. Segunda vuelta.

Es una de las reformas que se deberían haber llevado a cabo en la ley electoral durante los cuatro años que ahora tienden a la agonía. Al menos deberían haberse puesto de acuerdo los dos grandes partidos por el bien general. Bien es cierto que el carajal postelectoral ha tenido una primera virtualidad: de repente la “casta” ha desaparecido. ¡Colosal!

Esa reforma no hubiera costado dinero. Siquiera unos euros menos de lo que cuesta la incertidumbre y el impasseactual.

Para que un país sea respetable en el concierto de las naciones, lo primero es respetarse a sí mismo. Decía Bismarck que España es la nación más fuerte del mundo “porque no hay otro país donde sus ciudadanos hacen todo lo que pueden por liquidarlo y no lo consiguen”.

Pedro Sánchez Política