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El filtrador de Moncloa
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Graciano Palomo

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El filtrador de Moncloa

Pedro Arriola había aconsejado a su cliente preferido perder las elecciones municipales y autonómicas para que pudiera cobrar ventaja de cara a las elecciones de final de año

Foto: El presidente del Instituto de Estudios Sociales, Pedro Arriola (d). (Efe)
El presidente del Instituto de Estudios Sociales, Pedro Arriola (d). (Efe)

Después de casi cuatro años de marianismo habitando en carne mortal en el siempre inquietante Complejo de la Moncloa, se conocen las aficiones y derivas de cada cual. Hace unos días, un filtrador ya característico sopló a su medio favorito, o en el único donde le hacen caso, que Pedro Arriola había aconsejado a su cliente preferido, y único, perder las elecciones municipales y autonómicas para que de esta manera pudiera cobrar ventaja (suponiendo que los nuevos serán un completo desastre) de cara a las elecciones de final de año.

El asunto en sí no resiste media risa pero teniendo en cuenta cómo bajan las aguas por las alcantarillas gubernamentales, el tema ha sido objeto de chacota en los propios círculos interiores del partido de Mariano Rajoy.

La derecha siempre ha sido muy dada a filtrar. La verdad es que han aprendido poco desde aquellos años en los que la añeja AP de Manuel Fraga conspiraba en los medios. Lo hacía su número dos Jorge Verstrynge; lo hacían aquellos barones sin territorio (Osorio, Fernando Suárez, Hernández Mancha); el joven Rato; el más joven Aznar, etc…

Ahora filtran menos y más burdos e incluso deponen de medios menos importantes porque en aquellos años lo hacían básicamente alrededor de la agencia Europa Press y el siempre socorrido diario ABC, la biblia que fue de esa derecha que no ganaba nunca.

El filtrador de la Moncloa, que parecen (dicen) tener el despacho no muy lejos del primer ministro tiene sus intereses particulares o mejor dicho sus enemigos personales a los que considera culpables principales de que no tenga un lugar al sol entre los pesos pesados.

Conoce mejor que nadie que el comandante en jefe tiene pavor a encarar cambios entre los capitanes a los que apenas considera.

Ese es el problema del presidente. Que no da importancia a los traidores menores (ni a los mayores) pero que luego sumados son legión. Algunos han tomado nota: si a Gabriel Elorriaga y a Cayetana Álvarez de Toledo les ofreció un transportín en forma de escaño de diputados después de utilizar uno la daga y otra el florete, ¿por qué no lo hará con otros?

¡Lógico! Una vez le oí a Nicolás Sarkozy que si en política no te respetan es mejor que te teman. Siquiera un poco.

Después de casi cuatro años de marianismo habitando en carne mortal en el siempre inquietante Complejo de la Moncloa, se conocen las aficiones y derivas de cada cual. Hace unos días, un filtrador ya característico sopló a su medio favorito, o en el único donde le hacen caso, que Pedro Arriola había aconsejado a su cliente preferido, y único, perder las elecciones municipales y autonómicas para que de esta manera pudiera cobrar ventaja (suponiendo que los nuevos serán un completo desastre) de cara a las elecciones de final de año.

Mariano Rajoy