Lo que se temían los fácticos

Por el momento, han sido tres grandes empresarios –por el volumen de sus multinacionales-, Francisco González (BBVA), José Luis Bonet (Grupo Freixenet) y Juan Miguel Villar Mir (OHL), los que han alertado con la deriva política que ha tomado España tras el 24-M a los efectos de la salida de la crisis y la normalización institucional.

Pero es un hecho cierto que la inquietud entre los empresarios grandes, medianos, pequeños y autoempresarios está al máximo. Sarah Carlson, vicepresidente de Moody`s, ha sido muy clara: toda inversión que dependa del Boletín Oficial del Estado, congelada.

Se llama seguridad jurídica en el mundo entero.

Hasta aquí todo muy normal. Lo que no ha sido normal hasta el domingo pasado ha sido el juego de algunos altos ejecutivos que han coqueteado con las mesnadas que ahora les hacen rechinar los dientes.

¿Pueden hacer algo ante el asalto final de las elecciones generales? Poco. Están atrapados. Porque ni siquiera ya pueden financiar las opciones clásicas; tampoco apoyar dialécticamente al PP o el PSOE porque basta que pidan el voto para estas opciones para que ipso factose vuelva como un bumerán contra las urnas de estos partidos. Así están las cosas.

Ello no quiere decir que no hayan tomado nota de algunos procederes, léase Pedro Sánchez. Se sienten traicionados por el jefe del PSOE que les había jurado y rejurado en actos colectivos y en entrevistas individualesque jamás se juntaría con los señores de la coleta.

Las mareas coletudas van a gobernar en alrededor de diez grandes ciudades españolas. Y hay que recordar que no tienen demasiado músculo electoral porque han sido las listas más votadas pero necesitan para argumentarse como poder a los conocidos, desde Karl Marx, como los tontos útiles.

Algunos de estos relamidos y atemorizados muchachos del dinero se lo tienen bien ganado. No la hagas y no la temas. Un consejo socorrido y elemental de todas las abuelas del mundo.

También Mariano se descojona por lo bajini. ¡Os lo tenía avisado!