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Graciano Palomo

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El equipo de Albert Rivera

Al margen de sus capacidades objetivas de liderazgo, que las tiene, necesita una estructura sólida, amplia y solvente. Cualquier error de cálculo puede resultar letal

Foto: El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera. (EFE)

Nunca había conocido –si se exceptúa el sorprendente y sorpresivo caso de Podemos- una celeridad tan acelerada a la hora de construir un partido político. Albert Rivera, en el mejor sitio y en el peor momento, ha demostrado saber hacer un partido bisagra; ahora tiene que construir una formación capaz de gobernar.

Al margen de sus capacidades objetivas de liderazgo, que las tiene y que es algo muy enraizado con lo “tradicional y convencional”, necesita una estructura sólida, amplia y solvente. Cualquier error de cálculo puede resultar letal.

Me dicen que una persona clave está siendo Juan Carlos Girauta (Barcelona, 1961) persona a la que conozco bien. Fui compañero de debate en aquel inolvidable programa España opinadel fraile más mediático, Carlos Fuentes. Siempre me emocionó la pasión del intelectual catalán, hoy eurodiputado, en la defensa de la legalidad institucional y la unidad del Estado. Estuvo en el PSC que abandonó ante la deriva nacionalista que suele repugnar a los intelectuales de fuste. Luego coqueteó con el PP y FAES para, finalmente, desencantado por todo y por tantas cosas que entiendo, entre ellas, el liderazgo de Montserrat Nebreda, engrosar las filas del emergente Rivera.

Juan Carlos es un valor intelectual de primer orden que adorna, además, con valentía demostrada en el campo terrible de la intolerancia y la exclusión del régimen independentista. Su criterio no es cosa baladí para al aspirante a primer ministro. No le pierdan de vista.

No conozco, sin embargo, a otra personal capital en el universo anaranjado: José Manuel Villegas. Viene a la política directamente desde la sociedad civil (despacho abierto de asesor fiscal) y forma parte, al igual que Girauta, del decisivo Comité de Pactos. También proviene del socialismo catalán en cuyas juventudes militó activamente. Ha sido director de las campañas de C's desde el 2006 y es diputado en el Parlament.

Podría añadir otros nombres de recién llegados que ya han pasado a estar en la libreta electrónica del líder. Begoña Villacís fue el último hallazgo y bien que me alegro. Ignacio Aguado ha demostrado ante Cifuentes que el centrismo es todo lo contrario al entreguismo o ser una caña movida por el viento.

El reto es colosal. España, como Zamora, no se conquista en una hora.

Nunca había conocido –si se exceptúa el sorprendente y sorpresivo caso de Podemos- una celeridad tan acelerada a la hora de construir un partido político. Albert Rivera, en el mejor sitio y en el peor momento, ha demostrado saber hacer un partido bisagra; ahora tiene que construir una formación capaz de gobernar.

Begoña Villacís