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Wert, el peor negocio para el PP
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Graciano Palomo

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Wert, el peor negocio para el PP

El problema es que Wert ya era ampliamente conocido en los aledaños populares; a Rajoy le hubiera bastado con preguntar a José Manuel Garcia-Margallo

Foto: El exministro de Cultura José Ignacio Wert. (EFE)
El exministro de Cultura José Ignacio Wert. (EFE)

Le ha tocado tanto los bemoles que al final el presidente le ha devuelto las caricias y el coñazo de la forma que mejor sabe: cesándole con nocturnidad, por sorpresa y en la distancia.Salvando a Carmen Martínez Castro creo que no le quedaba ni un solo compañero en las altas instancias gubernamentales con el que se dirigiera la palabra. ¡Un desastre sin paliativos!

José Ignacio Wert representaba el peor negocio que el Partido Popular ha hecho con un miembro del Gobierno. Acrisolada antipatía, chulería sin causa, conflictos por doquier, malmeter interno y líos amorosos en sedes públicas.

¡Tanto gasto para ! El 'caso Wert' viene a demostrar palmariamente que un comandante en jefe en ejercicio, esto es, un primer ministro no puede cooptar un ministro sin conocerle y mucho menos por las indicaciones interesadas de un asesor por muy inteligente que sea.

El problema es que Wert ya era ampliamente conocido en los aledaños populares; a Rajoy le hubiera bastado con preguntar a José Manuel Garcia-Margallo que, además, es su amigo personal, para tener cabal idea de quién era el caballerete de las encuestas.

Por si fuera poco tanta falta de mano izquierda y vanidad en estado puro resulta que se metió en amoríos con la segunda del Departamento, la tal Montserrat Gomendio, que terminó por creerse que era Eleanor Roosevelt. A esto se llama aprovecharse de los votos del PP sin ser del PP. ¡Y luego se extrañan de cómo les va en la feria! Algún comunicante espurio me escribirá para decirme que no mezcle las churras con las merinas; pues yo le digo que todo lo que ocurre en una sede oficial es de carácter público y una pareja que viaje en coche oficial sólo es privativo y privado cuando están en la alcoba.

El colmo de la patochez es que este hombre de brillante currículum académico y talante acomplejado pretendía que el presidente le nombrara embajador ante la OCDE para seguir a su amante. ¡Y un cuerno!

Lo que tiene que dejar es una dirección y un email para que cuando suceda lo que parece va a suceder los militantes del Partido Popular tengan una referencia al que pedir cuentas cuando la parca (política, naturalmente) se instale por esos predios.

Por lo demás, los inexistentes cambios en el Gobierno confirman mi post de hace veinte días. ¿Crisis? ¿Qué crisis? Hay cosas para las que Mariano está decididamente incapacitado.

Le ha tocado tanto los bemoles que al final el presidente le ha devuelto las caricias y el coñazo de la forma que mejor sabe: cesándole con nocturnidad, por sorpresa y en la distancia.Salvando a Carmen Martínez Castro creo que no le quedaba ni un solo compañero en las altas instancias gubernamentales con el que se dirigiera la palabra. ¡Un desastre sin paliativos!

Mariano Rajoy