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La baza que juega Mas ante Rajoy
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Graciano Palomo

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La baza que juega Mas ante Rajoy

Las ofensas al resto de los ciudadanos españoles han sido tan persistentes, numerosas y de tamaña naturaleza que en un Estado fuerte –Francia, Alemania o EEUU- no hubiera durado dos días

Foto: El president Artur Mas en el palau de la Generalitat. Foto (Reuters)
El president Artur Mas en el palau de la Generalitat. Foto (Reuters)

Que Artur Mas no es precisamente un estadista al uso es algo que lo saben hasta las brujas de Silesia. Pero tampoco creo que sea un chorroborro que haya decidido jugar una partida sin hacer daño.

Las ofensas al resto de los ciudadanos españoles han sido tan persistentes, numerosas y de tamaña naturaleza que en un Estado fuerte –Francia, Alemania o EEUU, por ejemplo- no hubiera durado dos días políticamente hablando.

En el intento de retorcer el sentido común y la concepción de la ciencia política democrática, el señor Mas pretende transformar por la vía semántica unas elecciones autonómicas en plebiscitarias. Una lista electoral que sólo tiene por objeto la proclamación de la independencia al son de himnos de patrias que jamás existieron cuando se permite el lujo de alentar la ofensa al himno español y a su jefe de Estado.

Juega con enorme ventaja al menos hasta que el Estado europeo, legal, democrático y progresista le enseñe los dientes. Conoce las debilidades de España y de su Gobierno, pero olvida que España existe. La gran baza del hijo político de Jordi Pujol –con todo lo que eso significa- es que sabe que el presidente en ejercicio, Mariano Rajoy, no puede tolerar una Cataluña en llamas políticas y sociales. Que necesita todo el tino, la moderación, la legalidad y el acierto del mundo para enfrentar uno de los supuestos máximos de riesgo para el Estado.

Una lista electoral que sólo tiene por objeto la proclamación de la independencia al son de himnos de patrias que jamás existieron

Los rompedores se echaron al monte cuando España estaba en almoneda. Aprovecharon esa ocasión. Una traición de grandes proporciones muy alejada de los procederes, por ejemplo, del escocés Alex Salmond al que tanto invocan vanamente porque no se parecen en nada.

Se olvidan, por ejemplo, que Companys proclamó la independencia “dentro de la República Federal Española”. Ni siquiera eso han leído. Y nos desprecian a los que buscamos una unidad (en la diversidad) europea que es lo único que nos puede salvar a todos.

El Gobierno necesita parar los pies a las pretensiones antihistóricas, antieuropeas y cavernarias, pero sin echar gasolina. Creo que en eso está. Explicando a Merkel, Hollande, Renzi, Valls que está en juego no sólo la unidad española sino la propia supervivencia de la Unión.

Por eso creo que habrá noticias de alcance en las próximas semanas. El presidente lo tiene cada vez más claro. ¿No dice todo el mundo que el Estado lleva perdiendo ante los secesionistas durante cuatro décadas por incomparecencia? Vamos a ver ahora.

Que Artur Mas no es precisamente un estadista al uso es algo que lo saben hasta las brujas de Silesia. Pero tampoco creo que sea un chorroborro que haya decidido jugar una partida sin hacer daño.

Mariano Rajoy Alex Salmond Jordi Pujol Artur Mas