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Cifuentes: 70 días y noches... y mil enemigos
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Graciano Palomo

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Cifuentes: 70 días y noches... y mil enemigos

La derecha madrileña está muy pendiente de cualquier gesto de la nueva lideresa y esa sensibilidad hacia lo que se perpetra en la Real Casa de Correos hace que sea muy vulnerable

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. (EFE)

Cristina Cifuentes Cuencas (Madrid, 1964) es presidenta de la Comunidad de Madrid por varias razones. La primera, porque Mariano Rajoy la prefirió a Ignacio González; la segunda, porque encabezaba la lista del Partido Popular a la que los madrileños concedieron la mayoría de votos; la tercera, porque Esperanza Aguirre no hizo cuestión de gabinete de su nombre. La cuarta, porque tragó con todas las contraprestaciones que le exigió Ciudadanos, contando en este apartado con la aquiescencia favorable de la secretaria general Cospedal.

De cuando en vez las obviedades hay que ponerlas blanco sobre negro. La derecha madrileña está muy pendiente de cualquier gesto de la nueva lideresa y esa sensibilidad hacia lo que se perpetra en la Real Casa de Correos hace que sea muy vulnerable. Ni puede ser Gallardón -con toda su megalomanía- ni Aguirre con toda su determinación y falta de complejos.

Que haya dejado varados los intereses personales de buena parte de sus conmilitones no es stricto sensu algo necesariamente negativo. Olvidar de dónde le viene su poder y su protagonismo, sí. De alguna manera, y salvando todas las distancias, la transición que debe hacer dentro de la derecha madrileña se asemeja en algo a lo que tuvo que hacer Adolfo Suárez en aquellos mágicos años del último lustro de los años 70. Y algo esencial: no puede elegir a sus colaboradores, especialmente en las áreas más técnicas, entre los que le bailan el agua. Ni siquiera entre sus más talibanes partidarios. In médium virtus.

Es ahí donde tiene que demostrar su capacidad política y su inteligencia social. Desde luego, ello no se lleva a la práctica con rictus acomplejados. Que se mire en el espejo de su antecesor Ruiz-Gallardón, que obtenía el poder con los votos de un sector muy concreto y luego se gustaba a sí mismo con brindis al otro tendido. Lo digo porque una de las personas claves de Alberto durante tantos años es la misma que ahora, según dicen, corta la tela en la nueva situación política en la Comunidad de Madrid presumiendo, además, de algo que no parece muy inteligente alardear. Estoy seguro que Cristina Cifuentes será una buena presidenta para los intereses generales de los madrileños. Lo dijo el clásico: sin riesgo no hay gloria.

En el ejercicio del poder se crean enemigos especialmente entre el predio propio. Lo que es absolutamente estulto es ir a buscarlos.

Cristina Cifuentes Cuencas (Madrid, 1964) es presidenta de la Comunidad de Madrid por varias razones. La primera, porque Mariano Rajoy la prefirió a Ignacio González; la segunda, porque encabezaba la lista del Partido Popular a la que los madrileños concedieron la mayoría de votos; la tercera, porque Esperanza Aguirre no hizo cuestión de gabinete de su nombre. La cuarta, porque tragó con todas las contraprestaciones que le exigió Ciudadanos, contando en este apartado con la aquiescencia favorable de la secretaria general Cospedal.

Cristina Cifuentes Alberto Ruiz-Gallardón