Es noticia
La patada en el culo de Tardá a España
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

La patada en el culo de Tardá a España

Además de no leerse a Macià, Companys y al abad Oliva, tampoco se han entretenido un rato con las obras de Karl Marx y mucho menos de Max Webber. Nacionalismo e izquierda son incompatibles

Foto: El diputado de ERC Joan Tardà. (EFE)
El diputado de ERC Joan Tardà. (EFE)

Lo ha tenido que decir en la tribuna del Congreso de los Diputados un personaje tan variopinto como entrañable llamado Joan Tardá, otrora genuino representante de la burguesía catalana en las filas de CiU.

Tardá, tan gracioso y ocurrente que podría ocupar plaza en Les Luthiers, hace tiempo que es el subconsciente del secesionismo irredento; al menos, no trata de engañar a nadie. Con la pasión propia de un español profundo y la determinación de un hispano con coraza no atiende a la hora de insultar (“muerte al Borbón”), de menospreciar y zaherir a un enemigo inexistente cual don Quijote con bigote y pelambrera.

La última gracieta subvencionada por los paganos españolitos ha sido que les va a dar una “patada en el culo” el próximo 27-S. ¡Será si nos dejamos! La virtualidad del atrabiliario diputado español es que deja entrever con claridad qué es lo que piensan del resto de los ciudadanos libres e iguales de este país. Sólo por eso el presidente del Congreso debería elegir lugar en la Carrera de San Jerónimo para erigirse una placa en su honor.

Y todo ello, claro está, desde teóricas y fatuas posiciones de izquierda que son inexistentes. Además de no leerse a Macià, Companys y al abad Oliva (que recibió tres veces al dictador bajo palio) tampoco se han entretenido un rato con las obras de Karl Marx y mucho menos de Max Webber. Nacionalismo e izquierda son radicalmente incompatibles. Supongo que no habrá que perder tiempo ni fuerza en explicarlo.

En efecto. De lo que se trata para los rupturistas y anticonstitucionalistas catalanes es de dar al resto de los españoles, insisto, ciudadanos libres e iguales, una patada en el trasero; es más, si se tercia, escupirnos. Afortunadamente son sólo una parte y no la mayoría como quedará demostrado en breve.

En este contexto, el generoso ofrecimiento para darles la nacionalidad catalana lanzado por otro gran estadista Germà Gordò a valencianos, aragoneses, baleares y franceses (¿por qué no a los de Nueva Papúa Guinea?) suena a chacota y a descojone si no estuvieran jugando con las cosas de comer de millones de catalanes.

¡Todo muy progre! Ja, ja, ja. De pacotilla.

Lo ha tenido que decir en la tribuna del Congreso de los Diputados un personaje tan variopinto como entrañable llamado Joan Tardá, otrora genuino representante de la burguesía catalana en las filas de CiU.