La foto que vale una Corona

Todo el mundo se ha quedado con el discurso del Rey Felipe VI en la sede de la soberanía europea que conocemos como Parlamento Europeo. Ha sido una pieza digna de archivo, sin duda, y a tener en cuenta en los próximos meses y años.

Pero lo sustancial de ese viaje del jefe del Estado fue la foto con los líderes de las dos principales potencias de Europa, adelantada por este diario, justamente después de decir una (“el nacionalismo es la guerra”) y el otro (“el soberanismo representa la decadencia”). Con toda claridad: la poderosa Alemania y la “grandeur” francesa decían ya sin ningún tipo de tapujos ni argucias diplomáticas que no habrá nacionalismos triunfantes en la Unión bajo ningún concepto ni sobre ninguna circunstancia.

Ignoro si los medios informativos catalanes han recogido con precisión y valoración exacta la puesta en escena de Estrasburgo. Desde mi modesto punto de vista es la visita con foto más decisiva e importante en el año y medio de reinado del buen y moderno Rey de España. Don Felipe estaba en el centro; a su derecha el presidente del Parlamento, Martin Shultz (socialista), luego Angela Merkel (centro derecha) y a la izquierda de SM el presidente François Hollande (socialista).

Desde mi modesto punto de vista es la visita con foto más decisiva e importante en el año y medio de reinado del buen y moderno Rey de España

¿Queda ya algo que decir respecto al cansino, agotador y desgarrador asunto catalán? Me parece que no o muy poco. Y ahora a cabalgar con las exigencias de la CUP que, entre otras cosas, exigen la desconexión inmediata de España. ¡Vaya juerga!

Don Felipe, sin barba, ha jugado con inteligencia sus bazas como máximo representante del Estado y el símbolo de su permanencia. Para dejar claro los propósito y, sobre todo, para ganar, no hace falta una orgía de aspavientos, ni gritos, ni alegorías prusianas.

Lo que hay que hacer se hace. Punto. Con el propio paso.