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Carmena, como signo, símbolo y síntoma
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Graciano Palomo

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Carmena, como signo, símbolo y síntoma

En estos tres largos meses ha acreditado lo que algunos sabíamos y otros nunca han querido creer: nimiedad en la gestión, intereses políticos determinados y "ad hominem i maioren gloriam"

Foto: Selfie de la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, con asistentes al Madrid Student Welcome Day. (EFE)
Selfie de la alcaldesa madrileña, Manuela Carmena, con asistentes al Madrid Student Welcome Day. (EFE)

No seré yo quien arroje la primera piedra contra la actual y todavía alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por tratarse de una mujer nítidamente de izquierdas ni por algunas de sus sentencias durante los largos años que fue un poder del Estado envuelta en una toga. Ha sabido, contra todo pronóstico, primero liderar una lista repleta de personajes atrabiliaros e inconsistentes, y luego muñir un acuerdo con el PSOE de Sánchez que le mantienen de momento en la poltrona de primera ejecutiva capitalina.

Ya han pasado suficientes días para percibir siquiera lo que sabe hacer ella y su equipo. Primero, carajal por todo lo alto como no podía ser de otro modo. Porque ahí, cada personaje y cada partido, van a lo suyo; al fin y al cabo sus nuevos puestos son una forma como otra de vivir mejor que antes. Bien es verdad que peor no se nota la gestión que la llevada a cabo por la interesada Ana Botella. Pero tampoco a mejor. Para ese viaje no necesitaban haber prometido Eldorado ni jurar que “seducirían” a los esquilmados y sufridos madrileños a los que cada día se les hace más difícil vivir en tan sucia y cara ciudad.

No hay milagros. Y en estos tres largos meses han acreditado lo que algunos sabíamos y otros nunca han querido creer: nimiedad en la gestión, intereses políticos determinados y “ad hominem i maioren gloriam”, sectarismo y olvido de los más pobres y desfavorecidos.

Luego está la cuestión de si una primera edil madrileña puede subsistir cuatro años zarandeada por todos los vientos. En este sentido, suenan trompetas apocalípticas dentro del entramado Ahora Madrid que amenazan, como digo, la estabilidad de una señora ya con muchos años y escasa experiencia política. Eso sí, plagada de buena voluntad. Que la tiene.

Yo apuesto a que no, al menos en el actual contexto partidario dentro del Ayuntamiento de Madrid. Carmena, representa, por tanto, lo que podría haber sido un proyecto político rompedor y novedoso. También resulta evidente que la señora Carmena comparada con la señora Colau es una estadista sin par.

Vuelvo a repetir, apuesto a que la continuidad no está asegurada en modo alguno. Y, permítanme, sé de lo que escribo.

No seré yo quien arroje la primera piedra contra la actual y todavía alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, por tratarse de una mujer nítidamente de izquierdas ni por algunas de sus sentencias durante los largos años que fue un poder del Estado envuelta en una toga. Ha sabido, contra todo pronóstico, primero liderar una lista repleta de personajes atrabiliaros e inconsistentes, y luego muñir un acuerdo con el PSOE de Sánchez que le mantienen de momento en la poltrona de primera ejecutiva capitalina.

Manuela Carmena Ayuntamiento de Madrid