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Cuando el sudario de Companys es la muleta sedicente de Mas
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Graciano Palomo

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Cuando el sudario de Companys es la muleta sedicente de Mas

Los que presumen de modernos y europeos vuelven a echar un pulso al Estado de Derecho; creen que la inocencia o culpabilidad tiene que ver con la cantidad de deudos que reúnen frente a los juzgados

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la tradicional ofrenda floral ante la tumba del expresidente Lluís Companys. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas, en la tradicional ofrenda floral ante la tumba del expresidente Lluís Companys. (EFE)

La distorsión histórica -incluso de acontecimientos relativamente recientes- es de tal naturaleza que se puede ver a republicanos confesos y agresivos reivindicar el rol del que fue mandamás catalán, Lluis Companys, olvidando que fue un golpista contra la II República como muy bien se puede colegir de una somera lectura de las memorias de Manuel Azaña en su muy comentado libro titulado 'La velada de Benicarló'.

¿Justifica ello su fusilamiento? Con los parámetros de 2015, no.

Claro que antes fue ministro de Marina del Gobierno de España durante 1933 para pocos meses después proclamar el “Estat catalá dentro de la República federal española”, siendo presidente Manuel Azaña al que había llamado “monarquizante” y “fascista”, es decir, al gobierno de la República que les parecían escasamente de izquierdas.

¿Justifica ello su posterior fusilamiento? Con los principios políticos de hoy, no.

Pero hay que recordar de cuando en vez las cosas como fueron. Todo lo anterior, y mucho más, es lo que creíamos había sido enterrado bajo siete llaves en el sepulcro del Cid cuando en 1978 los españoles y sus dirigentes creyeron haber encontrado los mínimos y esenciales puntos de encuentro para evitar que aquella inmensa tragedia se repitiera. Parece ser que fue un espejismo.

Hace unas horas hemos visto y comprobado que los que se dicen sus “hereus”, los que presumen de modernos y europeos, progresistas y escasamente trincones, vuelven a echar un pulso al Estado de Derecho; creen que la inocencia o culpabilidad tiene que ver con la cantidad de deudos que reúnen frente a los juzgados de Justicia.

Hace unos días, uno de los semanarios más prestigiosos de Alemania ('Die Zeit', El Tiempo) analizaba en profundidad el quilombo catalán cocinado por sus dirigentes con Artur Mas a la cabeza. El amplio trabajo periodístico realizado por varios redactores estrella concluía: “Cataluña se ha convertido en el pequeño territorio de la Unión Europea donde menos libertad existe y mayores guetos pueden comprobarse…”. Tampoco hay que ser alemán para deducir tamaña evidencia. Con darse una vuelta por Gerona, por ejemplo, es más que suficiente.

¡Si Companys levantara la cabeza!

La distorsión histórica -incluso de acontecimientos relativamente recientes- es de tal naturaleza que se puede ver a republicanos confesos y agresivos reivindicar el rol del que fue mandamás catalán, Lluis Companys, olvidando que fue un golpista contra la II República como muy bien se puede colegir de una somera lectura de las memorias de Manuel Azaña en su muy comentado libro titulado 'La velada de Benicarló'.

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