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El golpe de mano de "Pedrito"
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Graciano Palomo

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El golpe de mano de "Pedrito"

Es consciente de que ante el 20-D cuenta con una sola bala en la recámara y, en el mejor de los casos, con algunas otras posibilidades si consigue superar en votos a los obtenidos por Rubalcaba

Foto: El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. (EFE)

Tengo para mí que algunos están preparando el entierro de Pedro Sánchez cuando el ciervo aún corre por los bosques. El ninguneo personal es un ejercicio enormemente acreditado por estos pagos (ya ocurrió con Aznar y Zapatero) y luego ocurre lo que ocurrió.

Sánchez está en el mejor sitio y en el peor momento. En el mejor sitio porque el PSOE es un partido, el más antiguo de todos los que sobreviven en la jungla política española, sólidamente asentado en todo el territorio nacional, con cuadros y, sobre todo, con una militancia a prueba de bombas nucleares. En el peor momento por cuanto tiene que recuperar votos por el centro y, al mismo tiempo, que los más radicales no se vayan tras “coleta cansada”. Difícil equilibrio. Y, además, no puede perder de vista a una grey interna que espera con la guadaña en ristre, se llame Susana Díaz, Madina o muchos carmonas.

Es verdad que ha pactado con Podemos -lo volverá hacer si no tiene más remedio para alcanzar La Moncloa- pero al mismo tiempo ha fichado a Irene Lozano con un brindis al radical/liberalismo, aquello que le salió tan caro a Indalecio Prieto, por ejemplo.

Es consciente de que ante el 20-D cuenta con una sola bala en la recámara y, en el mejor de los casos, con algunas otras posibilidades si consigue superar en votos a los obtenidos por su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, el 20 de noviembre del 2011.

De ahí que se bambolee entre apretar las tuercas a la Iglesia Católica con sus propuestas laicistas y al día siguiente mande a Meritxell Batet (esposa del secretario de Estado del PP, José María Lasalle) a la cadena COPE a matizar la cosa.

Lo sustancial son los asuntos económicos. También aquí se bate entre dos duelos difíciles de conjugar en presente continuo. El economista Manuel de la Rocha propone una subida de impuestos generalizada y, por la derecha, el exministro Jordi Sevilla templa gaitas subrayando que sólo se apretarán los bolsillos a los “ricos”, hasta sumar 25.000 millones del ala.

En ello estaríamos todos de acuerdo. Pero, ¿quiénes son “ricos”? ¿Los que ganan 60.000 euros brutos? ¿El presidente de PRISA? ¿Los directivos de La Sexta? ¿El propietario del Grupo Moll? ¿Los ejecutvos de Iberdrola? ¿El dentista de Alcañiz? ¿El carnicero de Arganda?

¡Aclárenlo, porfa!

Tengo para mí que algunos están preparando el entierro de Pedro Sánchez cuando el ciervo aún corre por los bosques. El ninguneo personal es un ejercicio enormemente acreditado por estos pagos (ya ocurrió con Aznar y Zapatero) y luego ocurre lo que ocurrió.

Meritxell Batet Irene Lozano