Los desayunos de Richard Gere & Iglesias Turrión

España se ha convertido en un inmenso desayuno. U ofreces uno o te dan dos por el mismo precio porque lo suelen pagar las multinacionales. Al Ritz o al Palace se han apuntado con bastante apetito los que hace sólo unos meses amenazaban con la incautación de los visones de las señoras que por allí acudían.

¡Tigres de papel!

Estaba atacando uno de esos croissants tratando de escuchar a Iglesias Turrión cuando se anunció por los mismos micrófonos que el siguiente en desfilar era Richard Gere, el del Dalai Lama, acompañado de su joven y bella compañera española.

¡Fue la de dios! ¡Qué locura! A partir de ese momento fueron pocos los plumillas que prestaron oídos al jefe de Podemos, que achica agua por doquier porque sus mesnadas aragonesas, catalanas, gallegas, castellanas... se rebelan contra el divino dedo de los Iglesias, Errejón, Mayoral o Bescansa. Por si fuera poco, no se puede librar de la sombra de Juan Carlos Monedero, que ahora acusa a Albert Rivera de ponerse ciego de coca.

Siempre defendí su derecho a ser alguien en la vida española, sin asaltar platós de televisión y pagando el IVA. Siempre creí también que representaría a un sector amplio de la sociedad que se ha quedado sin esperanza y sin interlocutores. Pero al paso que va, llevará razón mi veterano colega y amigo Antonio Papell que siempre sostuvo -incluso en los momentos de mayor gloria de Pablo- que como máximo su techo estaba en la representación histórica del Partido Comunista o luego de Izquierda Unida.

Viendo la reacción de los colegas que cubrían la información de su desayuno creo que el catalán Papell lleva razón.

¡Verdad que lo siento!