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La prueba del carbono: una fatigada Carmena quiere al PSOE en Madrid
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Graciano Palomo

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La prueba del carbono: una fatigada Carmena quiere al PSOE en Madrid

La alcaldesa está convencida de que a partir de las elecciones, el PSOE de Sánchez o del que le sustituya en Ferraz se avendrá a entrar en su gobierno municipal

Foto: Manuela Carmena durante un acto en Madrid. (EFE)
Manuela Carmena durante un acto en Madrid. (EFE)

Doña Manuel Carmena, 71 años, dijo que lo esencial era “enamorar” a los madrileños, “seducir” incluso a las gentes que no la habían votado. Han pasado siete meses desde su dulce derrota -Esperanza Aguirre obtuvo 40.000 votos más- y, sinceramente y muy a mi pesar, de seducción, nada.

Fuentes muy cercanas a la alcaldesa de Madrid -ahora con un nuevo frente personal por la decisión de una juez segoviana que ve indicios de delito por alzamiento de bienes- informan de que la líder de Podemos, que no es de Podemos y que ahora sostiene que ni siquiera fue “comunista” en los primeros años de la Transición, como si ello fuera algún delito, espera como agua en barbecho que las urnas de este domingo dicten su sentencia. ¿Por qué?

Porque está convencida de que a partir de ese trámite democrático, el PSOE de Sánchez o del que le sustituya en Ferraz se avendrá a entrar en su gobierno municipal. Con esa asistencia dentro del equipo de gobierno las cosas se verían con otra perspectiva.

Uno de los argumentos de los críticos de Sánchez para justificar su teórica debacle electoral es su abrazo en ayuntamientos con las huestes de Iglesias

Será políticamente la prueba del carbono para una izquierda madrileña confundida y descuartizada por intereses personales e incluso espurio. Si nos atenemos a los juicios prevotación, uno de los argumentos que utilizan los críticos de Pedro Sánchez para justificar lo que afirman las encuestas (insisto, encuestas) y su teórica debacle electoral sería su abrazo en ayuntamientos, diputaciones y comunidades autónomas con las huestes de Pablo Iglesias. Ergo si ello se confirmara o confirmase, no parece que en el cuartel general socialista estuvieran por la labor.

Algo parece cocerse decisivamente en el palacio de Cibeles. Aguirre, que fue el pretexto, ya no es pretexto y, por ende, ese magma de izquierda que gobierna (es un decir) la capital de España no es capaz siquiera de poner a los mendigos y a los 'homeless' bajo techo mientras la porquería inunda aceras y plazas.

Carmena, please, una escoba por favor.

Doña Manuel Carmena, 71 años, dijo que lo esencial era “enamorar” a los madrileños, “seducir” incluso a las gentes que no la habían votado. Han pasado siete meses desde su dulce derrota -Esperanza Aguirre obtuvo 40.000 votos más- y, sinceramente y muy a mi pesar, de seducción, nada.

Manuela Carmena Esperanza Aguirre Madrid