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La pregunta del millón: ¿Elecciones? Sí
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Graciano Palomo

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La pregunta del millón: ¿Elecciones? Sí

Iglesias aprieta a Sánchez y Rivera porque sabe que la repetición de las elecciones le dejaría el camino expedito para alzarse con el santo y la manduca en la izquierda

Foto: Un hombre introduce las papeletas en un sobre durante las elecciones del 20-D. (EFE)
Un hombre introduce las papeletas en un sobre durante las elecciones del 20-D. (EFE)

¿Qué va a pasar? Es la pregunta más socorrida en bares, palcos, salones, autobuses e incluso en coches oficiales. Como se describe en otros post de este Palo Alto, España está en manos de Pablo Iglesias. Se mire por donde se quiera. O quizá debería añadir también en los consejos de Juan Carlos Monedero. Por cierto, el show parlamentario del miércoles es un calco exacto de lo ocurrido años atrás en la Asamblea caribeña de Chávez/Maduro, incluida el mamar de un bebé en pechos de la actual jefa de Prisiones de Venezuela.

Y Monedero, el investigado 'in eternum' de la Complutense, el niño de los 450.000 por informes que nunca aparecieron, andaba por los dos lados, besando emocionado la mano de su teórico jefe como hiciera otrora el general Ufkir con la sagrada mano del teocrático Hassan II de Marruecos. ¡Qué tierna imagen! Me gustaría conocer qué piensa su padre, el facha en terminología podemita, viendo a su inteligente hijo (que lo es) postrado de tal guisa ante el gran conductor.

Lo explico. Mariano Rajoy está en manos de Pedro Sánchez, claro. Y el que creíamos socialdemócrata y se hizo fotografiar con una enorme bandera española es y está complemente irreductible. El jefe del PSOE necesita a Iglesias para ser investido y se hará de rogar. ¡Menudas se las gasta el de la coleta! Aunque le voten en masa los secesionistas y otras tribus cavernarias, PS no suma sin la aquiescencia del caudillo de Podemos.
Don Pablo, enrabietado y enfurecido, ya ha conseguido dividir a la izquierda, igual que Chávez, y se apresta también a pulverizar a la derecha, igual que Chávez.

Aprieta a Sánchez y Rivera porque sabe que la repetición de las elecciones le dejaría el camino expedito para alzarse con el santo y la manduca en la izquierda. Desde ahí, sólo le quedaría un enemigo: el PP, el partido corrupto en su jerga bolivariana, aunque no falto de alguna razón, que se merendaría impávido porque sus dirigentes siguen impasibles el ademán recibiendo hostias como hogazas sorianas.

Ya he escrito en otras ocasiones que no me quiero perder el divertimento que me supondrá ver cómo vuelan los 'bonus' bardajienses (entre otros) cuando los amigos de Ferreras hayan tomado el cielo al asalto. ¡Ja, ja, ja! Hace falta gran dosis de imbecilidad para no verlo.
Por cierto, que el centro derecha ya está cuarteado. ¿De dónde han llegado los tres millones y medio de votos que surcaron los mares de Ciudadanos?

Ahora los que aplicaron el escalpelo inmisericorde a Rajoy –no sin cierta razón, pero con nulo cálculo estratégico tanto en lo político como en lo mediático- andan comprando dodotis en grandes cantidades y a toda prisa ante la descomposición que les ha entrado al comprobar que leviatán no era una cosa inventada por las factorías monclovitas que nunca funcionaron.
Habla, pueblo, habla. Por segunda vez. Y el que más chifle, capador.

¿Qué va a pasar? Es la pregunta más socorrida en bares, palcos, salones, autobuses e incluso en coches oficiales. Como se describe en otros post de este Palo Alto, España está en manos de Pablo Iglesias. Se mire por donde se quiera. O quizá debería añadir también en los consejos de Juan Carlos Monedero. Por cierto, el show parlamentario del miércoles es un calco exacto de lo ocurrido años atrás en la Asamblea caribeña de Chávez/Maduro, incluida el mamar de un bebé en pechos de la actual jefa de Prisiones de Venezuela.

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