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El CNI como oscuro objeto del deseo
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Graciano Palomo

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El CNI como oscuro objeto del deseo

Si alguien tiene la tentación de utilizar el CNI como arma personal se equivocará de facto y, además, no conseguirá nada. El CNI es un brazo (en ocasiones armado) esencial para la defensa del Estado

Foto: Pablo Iglesias, tras su reunión con el Rey. (EFE)
Pablo Iglesias, tras su reunión con el Rey. (EFE)

El rompedor Iglesias lo puso sobre el tapete instantes después de despachar con el rey Felipe VI. Al jefe de Podemos, al que le gusta más el 'poder fáctico' que a Gasol anotar puntos, le rechiflan los asuntos que tienen que ver con las tácticas y estrategias militares, la información reservada (poder en sí misma) y aquellas otras cuestiones que en la detentación del poder no resultan meras baratijas.

Claro que aspira a controlar el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). ¡Faltaría más! Pero lo que conocemos de la Cuesta de las Perdices con su general al frente –salvadas aquellas obscenidades de Alberto Saiz Cortés, el íntimo amigo de José Bono– es que ahí hay un ejército de profesionales que tienen clara la misión por la que cobran: defender al Estado por encima de cualquier eventualidad partidaria o política.

Ignoro qué tipo de gobierno se producirá en España, si es que se produce. Pero si alguien tiene la tentación de utilizar el CNI como arma personal se equivocará de facto y, además, no conseguirá nada. El Centro Nacional de Inteligencia es un brazo (en ocasiones armado) esencial para la defensa del Estado, sometido a riguroso control parlamentario y judicial e imprescindible para atajar a los enemigos exteriores, ahora fundamentalmente al terrorismo islamista.

En el Mosad se conoce el nombre de su director cuando ha fallecido. Ello da cabal idea de la importancia que tiene para Israel su servicio secreto que, además, es operativo sobre el terreno.

El gobierno de turno tiene toda la legitimidad para colocar al frente de los Servicios Secretos a la persona, civil o militar, que estime más conveniente para comandar los 7.000 hombres y mujeres que tampoco tienen por lo general pinta de Bond 007. Pero sin olvidar lo esencial: la defensa del Estado democrático constituido como tal.

Escrito lo anterior creo que en torno al CNI se ha construido mucha literatura y relatos fantásticos que nada tienen que ver con la operatividad diaria. La herramienta sustancial que utiliza es antes que cualquier cosa el sentido común. Y el dos y dos son cuatro. Es decir, lo más complicado de lograr en este viejo y atribulado país que seguimos llamando España.

El rompedor Iglesias lo puso sobre el tapete instantes después de despachar con el rey Felipe VI. Al jefe de Podemos, al que le gusta más el 'poder fáctico' que a Gasol anotar puntos, le rechiflan los asuntos que tienen que ver con las tácticas y estrategias militares, la información reservada (poder en sí misma) y aquellas otras cuestiones que en la detentación del poder no resultan meras baratijas.

Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán