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Graciano Palomo

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El Rey, en su sitio

Felipe VI es persona cabalmente informada por lo que sé y lo que me cuentan. Persona que sabe distinguir el grano de la paja y, al final, de qué pie cojea cada cual

Foto: El rey Felipe VI en la Pascua Militar. (EFE)
El rey Felipe VI en la Pascua Militar. (EFE)

A veces y en ocasiones resulta difícil distinguir las voces de los ecos. En otras, el eco es tan descriptible que su ruido suena huero, tan inverosímil como falso.

Es lo que ha ocurrido a lo largo de la semana que agoniza a propósito del papel del rey Felipe VI y de los intentos de los distintos y muy numerosos grupos políticos de cara a la formación del nuevo y 'non nato' gobierno. Hay que oír, e incluso leer, tamañas capulladas sin premisas que luego cuesta distinguir lo que es cierto o puede alcanzar algún grado de verosimilitud. Lo peor es que se encelofana, con lazo incluido, las medias verdades como un producto alcanzado a modo de verdad revelada en alguna zarza humeante. ¡Manda carallo!

El rey Felipe es persona cabalmente informada por lo que sé y lo que me cuentan. Persona que sabe distinguir el grano de la paja y, al final, de qué pie cojea cada cual.

Estamos como para andar jugando con temas capitales. La azotea no está precisamente para bromas, zascandilear o mandar señales de humo teniendo como telón de fondo la figura del jefe del Estado que es de lo poco que en estos momentos no está en almoneda.

El Rey Felipe no está en condiciones de practicar el 'borboneo' porque sabe al dedillo cuáles son las facultades que la Constitución le asigna

¡Cómo habrá que decir a algunos que el Rey ni nombra presidente de gobierno ni puede hacerlo! Al primer ministro lo elige el Congreso de los Diputados después de que el Monarca haya oído de algún candidato que está en condiciones de solicitar la confianza de la Cámara.

El Rey Felipe no está en condiciones de practicar el 'borboneo' porque sabe al dedillo cuáles son las facultades que la Constitución le asigna, y sería un harakiri salirse un milímetro de sus competencias legales dentro de la Monarquía parlamentaria. No hace mucho tiempo me dijo en el más puro 'Felipe style', que es un estilo perfectamente definido, aquello de “autónomo, autónomo, la verdad es que soy poco…”

Y a esa autonomía se limita. Punto. Con escrúpulo y sin atender lo que le pide el cuerpo en lo que es fácil colegir sus sentimientos. Es de una irresponsabilidad rayana en la estultez acendrada andar moviendo el braserillo con asuntos tan serios y de tanta trascendencia para la supervivencia de la nación.

Revisando la historia se podría concluir que España, cada cien años más o menos, tiende a la autodestrucción. Pero nunca lo consiguen.

A veces y en ocasiones resulta difícil distinguir las voces de los ecos. En otras, el eco es tan descriptible que su ruido suena huero, tan inverosímil como falso.

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