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Jaque a España: la sociedad a mil leguas de sus políticos
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Graciano Palomo

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Jaque a España: la sociedad a mil leguas de sus políticos

Tengo una deriva irrefrenable y confesa hacia eso que hemos coincidido en llamar la cultura del mérito. En la calle española se puede describir a raudales. En los salones, muy poca

Foto: Fachada del Congreso de los Diputados. (EFE)
Fachada del Congreso de los Diputados. (EFE)

La situación, en sí tragicómica, podría ser divertida de no mediar las cosas de comer, especialmente de aquellos seres más vulnerables en la actual coyuntura española.

Si Miguel Angel Fernández Ordóñez (MAFO) se atreve a escribir que las empresas españolas son infinitamente superiores a los que se ocupan de dirigir España, S.A. –como si él hubiera fundado siquiera una mercería- yo me atrevo a decir que ahora mismo el conjunto de la sociedad española, y en casi todas sus partes (excepto la clase profesional universitaria), está hasta mil leguas por arriba de sus dirigentes políticos.

Éste es uno de los problemas que agarrota la democracia de España. Y el caso es que conozco docenas de tipos preparados y solventes técnicamente en todos los partidos; por lo tanto, habrá que concluir que el asunto es estructural y de continentes.

Cuando entre los dirigentes políticos, casta o no, porque al final la endogamia y el coche oficial termina por igualar a todos partiendo de la condición humana, lo que se lleva son los argumentos 'ad hominem' por encima de las razones objetivas, mal asunto.

Sólo los necios discuten hechos, dijo Lenin, tan imitado en sus “hechos” por algunos ambiciosos de la hora actual como desconocido en su vertiente científica/política. Probablemente, si Rajoy no despreciara tanto a Sánchez y éste no olvidara que aquél representa una alta porción de la sociedad española, la perspectiva ahora mismo sería muy distinta a la que padecemos.

Médicos, ingenieros, matemáticos, físicos, empresarios, contables, funcionarios, arquitectos, fontaneros, mecánicos y el resto de las profesiones que sacan a diario a flote este país dan una lección al amanecer y al anochecer a diputados, senadores, presidentes de comunidades, subsecretarios y políticos. Ésta es la verdad. Y la verdad es siempre la verdad.

Tengo desde hace muchos años, después de haber conocido las grandes potencias del mundo libre, una deriva irrefrenable y confesa hacia eso que hemos coincidido en llamar la cultura del mérito. En la calle española se puede describir a raudales. En los salones que se alimentan del dinero que esa calle les ofrece, muy poca.
¡Qué desgracia!

La situación, en sí tragicómica, podría ser divertida de no mediar las cosas de comer, especialmente de aquellos seres más vulnerables en la actual coyuntura española.

Pedro Sánchez Mariano Rajoy