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¡Que vengan los listos ya!
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Graciano Palomo

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¡Que vengan los listos ya!

Ellos, que no han regentado ni una mercería, van a demostrarnos de lo que son capaces. Quieren repartirnos felicidad a manos llenas y nosotros, el pueblo llano, no les dejamos

Foto: Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera en la Gala de los Premios Goya. (EFE)
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera en la Gala de los Premios Goya. (EFE)

Están empeñados en demostrar que son capaces de hacer lo imposible para que se pudra el país. Ni hacen lo posible ni tienen capacidad alguna para obrar milagros. Se trata simplemente de políticos al uso, como los de siempre o peores. Unos con más años, otros con experiencias limitaditas. Pero con los mismos trucos, con los mismos resabios, con exactas marrullerías.

La cosa empieza a exasperar y a exasperarse. Han pasado 104 días, incluidas sus noches, y estamos como en la madrugada del 20-D: que si son galgos o podencos. Mientras, el trimestre en el limbo se ha comido ya dos décimas en el crecimiento previsto.

Está claro lo que hay y darle más vueltas a la cometa sólo aumentará aún más la distancia del pueblo de esa pléyade de ganapanes que viven de lo que nos sacan. Mariano Rajoy no puede formar gobierno ni aunque se vista de lagarterana y acto seguido habrá que recordar que obtuvo 1.780.650 votos más que el que puede hacerlo. De modo y manera que sólo hay una oportunidad: que lleguen los listos encabezados por don Pedro Sánchez Castejón. ¡No queda otra opción! Que haga de España un país feliz con 90 escaños, un problema de bigotes en Cataluña y una situación económica que se deteriora por momentos.

Es el momento de que arriben al poder estos tipos tan listos que desde sus hispanas poltronas harán que Washington tiemble y el Kremlin contenga el aliento

¡Es el momento de los listos! El tiempo de los que serán capaces de bajar el déficit público al 1% en el 2017 y al mismo tiempo aumentarán en 60.000 millones el fondo para gastar en el llamado Estado de bienestar. Es el año en el que los listos podrían plantar cara al más ramplón de los vuelos que ha conocido este país desde hace más de 80 años: la secesión.

Es el año en el que hay oportunidad para que los listos desplieguen todos sus encantos con el fin de que España convenza a los que le prestan el dinero de que puede que no se lo devuelvan y, además, porque son muy listos, los cuatro millones de parados encontrarán un empleo de “calidad” y para siempre, que incluirá un Lexus de alta gama con gasolina gratis. Es el momento en que estos listos de las “200 reformas” compaginarán el Estado federal con el mantenimiento de la “unidad entre las tierras y los pueblos de España” y, sin solución de continuidad, abrirán desde Finisterre al Cabo de Gata las compuertas de la libertad para que opinen y se expresen incluso los que están en su contra, porque durante los últimos cuatro años España ha sido un inmenso gulag.

Es el momento de que arriben al poder de la vieja y cuarteada España estos tipos tan listos que, desde el mismo momento en que se sienten en las hispanas poltronas, harán que Washington tiemble y el Kremlin contenga el aliento. La tierra prometida está ya a la vista aunque casi la mitad del país esté declaradamente en contra.

Cada minuto que pasa sin que estén al timón puede considerarse como un crimen de Estado. Ellos, que no han regentado ni una mercería, van a demostrarnos de lo que son capaces. Quieren repartirnos felicidad a manos llenas y nosotros, el pueblo llano, no les dejamos.

¡Que pasen los listos! ¡Que no se pierda ni un instante! Por fin, ¡estamos salvados!

Están empeñados en demostrar que son capaces de hacer lo imposible para que se pudra el país. Ni hacen lo posible ni tienen capacidad alguna para obrar milagros. Se trata simplemente de políticos al uso, como los de siempre o peores. Unos con más años, otros con experiencias limitaditas. Pero con los mismos trucos, con los mismos resabios, con exactas marrullerías.

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