Es noticia
Lo que Pablo piensa de Pedro
  1. España
  2. Palo Alto
Graciano Palomo

Palo Alto

Por

Lo que Pablo piensa de Pedro

Desde que el líder de Podemos se constituyó en tiempo récord en una referencia obligada en la izquierda española el complejo del secretario general socialista es manifiesto

Foto: Reunión exploratoria de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. (EFE)
Reunión exploratoria de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. (EFE)

Pedro Sánchez decidió constituirse, so pretexto de la invitación del Rey, en el epicentro de un Gobierno nonato bailando ora con Ciudadanos -su relación con Rivera es magnífica pero en política todos los amigos son falsos-, ora con Podemos, cuyas entrañas le provocan la náusea pero las circunstancias obligan.

Desde que Pablo Iglesias se constituyó en tiempo récord en una referencia obligada en la izquierda española el complejo del secretario general de un partido casi bicentenario es manifiesto. Sobre todo, porque Podemos maquilló la gran derrota de Sánchez en los comicios municipales y autonómicos del pasado mayo.

El factor humano juega un rol decisivo en el carajal de la izquierda. Pablo Iglesias desprecia intelectual y estratégicamente al jefe del PSOE. Cree que su estatus dentro del Partido Socialista va en parihuelas y que no se trata de un líder con hechuras. Es decir, es un ser débil, al socaire de la veleta. Se lo dije literalmente en uno de los debates electorales: “Me da la impresión de que mandas poco en tu partido, Pedro”.

Iglesias habla y no para al respecto. Dice que sabía que Sánchez no era capaz de defender un acuerdo con Podemos dentro de las fronteras socialistas, ni de imponer su criterio. Su anunciado “pacto a la portuguesa” provocó el descojone de Iglesias porque este decía saber que Susana Díaz y el resto de los barones socialistas jamás aceptarían ir de la mano de Podemos.

No hay 'feeling' personal entre ambos. Es difícil que lo haya. Han bebido y mamado en ubres completamente distintas. Uno proviene de una familia pequeñoburguesa y el otro lleva en su ADN particular el comunismo heredado. La arrogancia con la que Iglesias se conduce ante el jefe socialista es la guinda en un desencuentro personal. Porque Sánchez está convencido de que Pablo quiere importar a Chávez y a Breznev y al alimón Iglesias considera que Pedro solo quiere imitar a Felipe González.

Por medio dice andar Rivera, el pobre, con Luis Garicano de gran pope proveniente de la muy fabiana London School of Economics.

¡Joder, qué complicado!

Pedro Sánchez decidió constituirse, so pretexto de la invitación del Rey, en el epicentro de un Gobierno nonato bailando ora con Ciudadanos -su relación con Rivera es magnífica pero en política todos los amigos son falsos-, ora con Podemos, cuyas entrañas le provocan la náusea pero las circunstancias obligan.

Pedro Sánchez