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La brigada avanzada de Rajoy para los pactos
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Graciano Palomo

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La brigada avanzada de Rajoy para los pactos

La celebración era humana y razonable. Pero la realidad es otra y Rajoy, pese a que desde el 20-D viene haciendo su santa voluntad, sabe que toca llegar a acuerdos

Foto: La alegría del balcón de Génova el 26-J ha dado paso a una realidad más triste. (EFE)
La alegría del balcón de Génova el 26-J ha dado paso a una realidad más triste. (EFE)

No se dejen confundir: las cosas están igual que en la madrugada del 27 de junio; ligeramente mejor que tras el 20-D. El jolgorio del balcón de Génova 13 -comprensible desde el punto de vista humano- no ha dejado diez días después nada reseñable que llevarse a la boca ante la ausencia de Gobierno y con el pueblo español tomándose el asunto a chacota.

Después de lo ocurrido en los seis meses previos, todo el mundo intuía que las negociaciones irían rápidas, más que nada para ofrecer una banal y nada cara satisfacción a los contribuyentes. Tampoco es así.

En la jerga interna del PP se los conoce como la “brigada de los pactos”. Es Rajoy quien parte y reparte. La urgencia se ha convertido -¡que ya es decir!- en la máxima prioridad para Mariano hasta el punto de que dice estar a disposición de todo aquel que desee hablar con él, donde quieran, como quieran y a la hora que deseen. La secretaria general Cospedal, la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, su larga mano en las relaciones con el Parlamento, José Luis Ayllón y Álvaro Nadal en la exclusiva responsabilidad económica, son gente comisionada para lo que fuere menester. Luego, vienen nombres como el de Fernando Martínez-Maíllo y el de Rafael Hernando. Sin olvidar utilizar las buenas relaciones personales de Pablo Casado, por ejemplo, con dirigentes de Ciudadanos y el segundo portavoz parlamentario, José Antonio Bermúdez de Castro.

Precisamente Casado parece ser la persona designada en el nuevo tiempo por Rajoy para ser su máximo representante al frente del grupo parlamentario. El palentino, totalmente alejado en imagen del todavía Hernando, sabedor de que se necesita sonrisa, sonrisa, sonrisa. La novedad incorregible del presidente (en funciones) pasa por colocar a José Manuel García-Margallo en lo más alto del Congreso de los Diputados. Este gallego no cambia. Ni cambiará. Olviden toda esperanza. A este paso Jorge Fernández Díaz seguirá porra en mano a menos que alguien le dé alguna oportunidad a Mariano de muñir el cesto. ¿Con qué mimbres? Ese es el asunto en medio de una canícula insoportable.

Hay mucho ruido y mucha confusión pero bien mirado Rajoy, desde el 20-D, se ha venido saliendo con la suya.

No se dejen confundir: las cosas están igual que en la madrugada del 27 de junio; ligeramente mejor que tras el 20-D. El jolgorio del balcón de Génova 13 -comprensible desde el punto de vista humano- no ha dejado diez días después nada reseñable que llevarse a la boca ante la ausencia de Gobierno y con el pueblo español tomándose el asunto a chacota.

Mariano Rajoy Pablo Casado Rafael Hernando Fernando Martínez-Maillo Soraya Sáenz de Santamaría María Dolores de Cospedal