Lo de Ana Pastor como clavo ardiendo

Si hay alguna coincidencia entre los de aquí y los de acullá en el actual panorama patrio/político es, sin duda, la valoración del sentido común, el trabajo y la honradez de la nueva presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor.

La zamorana, amén de ser una persona de la total confianza del presidente Rajoy, demostrado en las buenas y las malas, tiene un perfil que ni pintado para las circunstancias nada fáciles que ahora mismo tiene que capear. Pastor no produce rechazo en una dirigencia popular que cada día tiene que someterse a un examen de capacidad pactista y títulos éticos.

Si Rajoy logra finalmente formar gobierno pierde de esa forma una colaboradora que no crea problemas artificiales y resuelve cosas. 'Rajoy style' en estado puro. El presidente es consciente de que en la legislatura -si finalmente consigue ponerse en marcha- va a requerir habilidad a toneladas y capacidad de escucha a raudales. Y lo que es más importante: presentar una mínima credibilidad de cara a la inevitable negociación diaria sobre cualquier asunto.

Ana Pastor no produce rechazo en una dirigencia popular que cada día tiene que someterse a un examen de capacidad pactista y títulos éticos

Diríase por tanto que Mariano Rajoy ha optado por una necesidad calculada. Ni Fernández Díaz ni María Dolores de Cospedal fueron nombres bien aceptados por Ciudadanos y otros grupos, y el ministro García-Margallo les metería en un berenjenal amanecer sí y atardecer también.

También dentro del PP pero eso cuenta menos. La gran ventaja del jefe de PP es que ni Dios levanta la voz y mucho menos la mano. Esto resulta especialmente significativo cuando el resto de los líderes nacionales tienen que poner cataplasmas en las heridas abiertas en canal.

Ha querido jugar sobre seguro en medio de un carajal sin precedentes y en donde nada está garantizado.

Los amigos están para las ocasiones.