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Los secretos de la sala sin nombre
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Graciano Palomo

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Los secretos de la sala sin nombre

Una de las cosas que han quedado claras en la habitación del Congreso en la que se reúnen las delegaciones del PP y Ciudadanos, es quién manda en cada una

Foto: Los equipos del PP y Ciudadanos en una de las reuniones sostenidas para impulsar un pacto de investidura. (EFE)
Los equipos del PP y Ciudadanos en una de las reuniones sostenidas para impulsar un pacto de investidura. (EFE)

Uno de los negociadores de la sala sin nombre del Congreso de los Diputados donde se reúnen la muchachada de PP y de Ciudadanos me sopla que lo único que los separa es la competencia personal y manifiesta por hacer carrera política. En muchos de los casos.

Y que realmente lo único que ha quedado claro es quién manda en las respectivas delegaciones. Fernando Martínez-Maillo, representante directo de Rajoy, y José Manuel Villegas Pérez, en comisión directa de Albert Rivera. Bien es cierto que en este caso Juan Carlos Girauta tiene su aquel, porque al barcelonés nunca le gustó oficiar de jarrón chino.

Luego vienen los inevitables 'Nadal&Garicano', economistas de trapío internacional (en lo teórico, digo) y que al final resultan la clave del aquelarre que todo parece indicar se firmará este sábado 27 de agosto del año del Señor de 2016.

"Mira, el gran secreto es que no hay secreto. Todo es mucho más prosaico de lo que pudiera colegirse al ver esas imágenes en televisión de equipos sesudos"

Poco más. La diferencia fundamental entre estas dos organizaciones es que una ha gobernado y a otra está todavía en barbecho. Yo soy de los que creen que es una asignatura que Ciudadanos debería aprobar cuanto antes porque nunca viene mal una pasada por el realismo de repartir -en algunos casos- miseria. Es el caso del que estamos hablando. Álvaro Nadal, cinco años al frente de la Oficina Económica de Presidencia, sabe que por mucho voluntarismo que le ponga a la cosa al final los ingresos que entran en la caja son los que son y las exigencias que demanda el llamado Estado de bienestar, otras bien distintas. Garicano, que está como loco por subirse a la moto, intentó en su día probar esa receta pero al final el no de Mariano le obligó a subirse a la chepa de la muy fabiana London School of Economics donde, por cierto, el papel y el laboratorio lo aguanta todo.

Mucho ruido y poca chicha. Al final todo depende de ese chico espigado y estirado que tiene un apellido muy común. ¡Para qué hacerse falsas ilusiones!

Insisto a mi fuente sobre los 'secretos de la sala sin nombre' sita en el palacio de la Carrera de San Jerónimo.

- Mira, el gran secreto es que no hay secreto. Todo es mucho más prosaico de lo que pudiera colegirse al ver esas imágenes en televisión de equipos sesudos de negociadores con sus carpetas en ristre avanzado con paso acelerado y sonrisa forzada…'¡Ná de ná!'

Resumiendo: mucho ruido y poca chicha. Normal. ¿Esperaba algo más? Principalmente, porque al final todo depende de ese chico espigado y estirado que tiene un apellido muy común.

¡Para qué hacerse falsas ilusiones!

Uno de los negociadores de la sala sin nombre del Congreso de los Diputados donde se reúnen la muchachada de PP y de Ciudadanos me sopla que lo único que los separa es la competencia personal y manifiesta por hacer carrera política. En muchos de los casos.

Ciudadanos Fernando Martínez-Maillo Juan Carlos Girauta