Lo de Wert en París

José Ignacio Wert, en sí mismo, siempre fue un escándalo. Rajoy nunca agradecerá bastante a Pedro Arriola haberle hecho fijarse en este estirado y acomplejado sujeto que se dedicaba a la cosa de las encuestas y siempre se creyó más listo que el resto de los mortales. El escándalo se extiende también a su vida personal porque esa vida personal se paga con dinero del sufrido y esquilmado contribuyente español.

Por si fueran poco los líos que mantuvo inhiestos mientras el presidente le mantuvo como ministro de Educación –al final para nada porque sus cambios son mero papel mojado– se fue a París a una absurda y carísima embajada ante la OCDE, con la nueva mujer también enchufada en el organismo, ¡con un par!, y la sigue montando.

Hemos conocido a través del BOE que solo el mantenimiento de los jardines de la delegación española ante la OCDE va a costar la friolera de 331.825 euros. Luego hay que sumar un salario base de 60.846 euros a los que hay que sumar complemento específico de destino, coche con chófer, gastos de representación y la residencia de 500 metros cuadrados –con dos personas de servicio– cuyo alquiler cuesta 11.000 euros al mes. Suma y sigue. Resulta imposible saber a ciencia cierta cuánto cuesta este matrimonio a los españoles. Pero una pasta enorme. Porque, según dicen, les gusta el lujo y el oropel más que a un gaditano un chiste.

¿Y qué hace a cambio el mencionado sujeto? Nada que se conozca... "Y mejor para la imagen de España que se mantenga inane e inoperante", comenta un ministro en funciones que le tuvo que sufrir al ladito durante casi cuatro años.