El sorprendente y mayúsculo cabreo de Rajoy

La propuesta de José Manuel Soria para cubrir cuota española en el Banco Mundial no tenía un pase en las actuales circunstancias políticas y estando como está el Gobierno en funciones y bajo todo tipo de sospechas. Hay gentes en el PP que se han distinguido por crear problemas en lugar de resolverlos. Soria y José Ignacio Wert son dos ejemplos claros de que se han llevado más de lo que han ofrecido a costa de los votantes del PP. Algo parecido con Gela Alarcó en 'Paradores'. Cosas de Mariano, dicen en el Partido Popular.

Pero poco se imaginaba el presidente Rajoy que el asunto del canario le volvería a estallar y ahora en pleno rostro. Su sorpresa fue comprobar que la primera en disparar fue una mujer que “me lo debe todo”… Se refería a Cristina Cifuentes. El director de 'ABC' fue el primero en ser advertido de que el hombre de Pontevedra fumaba en pipa. Extrañó menos lo de Juan Vicente Herrera que desde el asunto de la minería en León tiene entre ceja y coronilla al que fue jefe de Gabinete de Carlos Solchaga allá por los olvidados años ochenta.

José Antonio Monago le devolvía el recado cuando estalló el asunto de sus constantes idas y venidas a Canarias a propósito de una bella militante en las Islas. Porque de lo de Nuñez Feijóo era cosa distinta y cercana.

Fernando Martínez-Maillo, guardián de las esencias en Génova 13, ha tomado buena nota. Como cada día tiene su afán, unas horas más tarde, en la Asamblea de Madrid, Ángel Gabilondo, portavoz socialista sin militancia (un auténtico lujo para este país que no se qué demonios hace en la Asamblea), le dio un repaso en toda la regla desde Montesquieu a Platón dejando en evidencia las hechuras intelectuales de la gran jefa que se deja llevar subida en un caballo blanco. Le habló de “compostura” y le explicó la diferencia entre un “plan” y un “proyecto”.

- "Usted -le espetó- planes tiene muchos, cada día presenta uno, proyectos ninguno. Cuatro horas hablando para leer lo que le escriben y no decir nada…".

Cifuentes cae bien, es simpática, compra todo el pescado que le venden en el mercado de enfrente. Su perfil político responde a la definición que suelen dar de los políticos en la primera clase en Harvard: mientras besa a los niños les roba los caramelos.